Lo que resultaba más extraño del matrimonio de Angelita con León Estévez es que León Estévez pertenecía a una familia de conspiradores, de enemigos jurados del gobierno de la bestia. Una familia, los Estévez Cabrera, que en1956 había encabezado un movimiento para quitarle la vida a la bestia en la iglesia de Moca. Cómo y por qué León Estévez logró hacer carrera en el servicio militar sólo se explica por su amistad con Ramfis Trujillo, igual que el matrimonio con su hermana Angelita. Además León Estevez hizo todo lo posible para demostrar su lealtad al régimen, hasta el punto de que participó en la persecución y en la posible muerte y tortura de alguno de los involucrados en el complot de sus parientes. Se convertiría en un feroz perro de presa.
Paradójicamente, y a pesar de la rigidez de la tiranía y del muy eficiente servicio de inteligencia, los complots estuvieron a la orden del día durante gran parte de la era gloriosa. Todos, es cierto, fracasaron, a causa de las delaciones, con excepción del que se llevó a cabo el 30 de mayo de 1965, pero no por eso dejaron de producirse.
El primero estuvo encabezado por el coronel Leoncio Blanco, a quien llamaban Blanquito, un hombre de confianza de la bestia y un amigo que había dejado de serlo al darse cuenta del derrotero represivo del gobierno que había ayudado a crear. Se organizó en una época temprana, el segundo y tercer años del gobierno de la bestia y contaba con el apoyo de personas clave del régimen, numerosos ofíciales y suboficiales. Entre ellos el general Ramón Vásquez Rivera y el capitán Aníbal Vallejo Sosa, uno de los pioneros de la aviación dominicana.
En época igualmente temprana,1934, se produjo en el Cibao una conspiración en la que solo participaron civiles que se proponían ajusticiar a la bestia en el Centro de Recreo de Santiago. Tomaron parte Ramón Vila Piola, señalado como cabecilla, Daniel Ariza, Ángel Miolán, Juan Isidro, Jimenes Grullón, Ramón Vila Piola, Francisco Augusto Lora, Hostos Guaroa Félix Pepín y otros: un total de cien ciudadanos, según se dice.
De mayor envergadura, y quizás con mayores probabilidades de triunfar, fue la conspiración del capitán Eugenio de Marchena (1946). Marchena era comandante de la compañía de artillería y ametralladoras del Ejército Nacional y planeaba apoderase de la Fortaleza Ozama y producir un levantamiento.
Otra conspiración de civiles en el Cibao, con el mencionado propósito de dar muerte al tirano en la iglesia de Moca (según dice Crassweller) fue la de los familiares de León Estévez, la de los hermanos Estévez Cabrera, descubierta en 1956.
En 1959 se produjo la llamada conspiración de los sargentos y finalmente la conjura del 30 de mayo de 1961, que puso fin a la gloriosa era de terror y oprobio del régimen trujillista. Todas, sin exceptuar esta última, terminaron con el acostumbrado derramamiento de sangre, con una represión que en varios casos no sólo se cobró la vida de los complotados, sino también de amigos y familiares.
Así terminaría, en parte, el complot de los hermanos Estévez Cabrera, ideado por Rafael Estevez Cabrera, alias Fellito, un abogado recién graduado que aborrecía cordialmente a la bestia. Él y sus hermanos llegaron a organizar un grupo armado en el que se vieron involucrados hasta el propio padre de los hermanos y otros familiares, e incluso un funcionario del gobierno. Una de las personas claves del movimiento fue el mecánico Guillermo Valerio. El tuvo a su cargo el delicado asunto de las armas, sin las cuales no podía prosperar ningún movimiento conspirativo. De hecho, Guillermo Cabrera se ocuparía de la fabricación de unas veinte escopetas artesanales, pero también se hizo provisión de armas cortas.
En fin, el movimiento creció, llegó a integrar a unas cuarenta personas, un número respetable para la realización de un atentado que sería suicida, necesariamente suicida.
Reynaldo R. Espinal sostiene que los conjurados nunca pensaron en atentar contra la bestia en la iglesia de Moca, sino durante el desfile conmemorativo de la de la batalla del 30 de marzo en 1956.(1)
La conspiración fue, sin embargo, descubierta y Fernando Tavares Cabral, funcionario del gobierno y compañero de escuela de Rafael Estévez Cabrera, lo puso sobreaviso y le dio tiempo a preparar un intento de fuga.
Estévez Cabrera —junto a su padre, sus hermanos Hugo Adolfo y Gustavo Adolfo, su tío Raúl Cabrera, el mecánico Guillermo Valerio y otros—, intentaron escapar hacia Haití, pero muy pronto fueron apresados en los alrededores de Mao.
Estévez Cabrera sería condenado a treinta años y encerrado en la cárcel de La Victoria, donde lo sometían rutinariamente a vejámenes y torturas, junto a varios de su compañeros de lucha. Allí permanecería hasta las cuatro de la tarde del l4 de noviembre de 1959:
«A esa hora, el rechinar horripilante del portón, dio paso al temible cabo Moreta y al raso Familia, llavero de la Victoria. Sus ritualizados taconeos hacían más lúgubre aquel ambiente asfixiante y sórdido.
La pregunta inquisidora resonó de inmediato: ¿Quién se llama Rafael Estévez Cabrera?
»—“Yo soy, qué quieren! Resonó la voz del Dr. Estévez Cabrera, recia y firme.
»Ud. va trasladado a Santiago para revisar su caso.
»Había llegado la hora final. Jamás llegaría a su anunciado destino. Nada más volvería a saberse de aquel valiente ni tampoco de sus compañeros de prisión Bolívar Candelario Cabrera, Silitico Núñez y Félix Núñez, supuestamente liberados tras las expediciones de junio de 1959. Nada más se sabría tampoco de Félix Antonio Fernández Muñoz y Saturnino Antonio Paulino Miranda ( Bobó)». (2)
Fernando Tavares Cabral pagó también con su vida por la información que había dado a Estévez Cabrera y por su implicación en el. movimiento:
«Uno o dos días antes de su asesinato el 28 de diciembre de 1958, su hermano se encontró con él en la calle El Conde y al verlo nervioso le preguntó que ocurría y éste le comunicó que sentía que los organismos de represión lo acosaban y le mencionó al militar Luis José (Pechito) León Estévez. El Caribe del 30 de diciembre siguiente reseñó que “presentaba fracturas en la cabeza, contusiones y laceraciones en distintas partes del cuerpo y varias costillas rotas”. Luego de su asesinato, hasta allegados se sorprendieron al encontrarse siete armas de fuego sin permisos en su residencia. Pocos días después, su atemorizada viuda y sus hijos salieron definitivamente al exilio». (3)
(Historia criminal del trujillato [163])
Bibliografía:
Robert D. Crassweller, «The life and times of a caribbean dictator».
Notas:
(1) Reynaldo R. Espinal
«Conspiración del Dr. Rafael Adolfo Estevez Cabrera (Fellito) contra Trujillo en 1956». (https://acento.com.do/opinion/conspiracion-del-dr-rafael-adolfo-estevez-cabrera-fellito-contra-trujillo-en-1956-9135074.html)
(2) Ibid
(3) Milciades H, Núñez,
«Fernando Tavares Cabral: genealogía de una víctima de la dictadura trujillista» (https://search.app/JQf8kcKQxVQmRp7aA).