Dedicarse a la carrera de bailarín de ballet implica un largo trayecto de preparación técnica y personal. Este es el caso de Alexander Marmolejos Durán, quien desde hace unos años vive en la ciudad de Nueva York donde está haciendo realidad su sueño profesional y representa dignamente a la República Dominicana, su país de origen. Una de las proezas de su trayectoria fue participar en Youth América Grand Prix (YAGP), donde junto a su compañera ganó el primer lugar en su categoría. Participaron con la pieza “Reflexions” del coreógrafo Andrei Jouvrelov, uno de sus maestros en el Joffrey. “Haber participado en el YAGP fue un gran reto para mí, tanto en lo personal como en lo profesional, y me siento satisfecho con el resultado”, comentó a elCaribe Alexander Marmolejos, quien afirmó además: “Siempre he tenido un gran interés en el arte”.
¿Qué te hizo descubrir el deseo de hacer una carrera como bailarín y cuáles consideras que son los rasgos más importantes que se debe tener?
La verdad es que siempre tuve un gran interés en el arte, antes de bailar pintaba y creo que tuve la dicha de nacer con esa pasión y la admiración de lo que es arte o ser artista. Al inicio fue más como una oportunidad para escapar de algunas realidades en mi niñez, hasta que me enamoré por completo de la danza.
¿Cuáles son los rasgos más importantes que debe tener un bailarín?
Uno de ellos es algo que el ballet mismo te enseña y sería la disciplina, tener la destreza de hacerlo aun cuando no estás en tus mejores días o no tienes las ganas, estar abierto a nuevas formas y diferentes opciones de ejecutar cualquier movimiento; pero con la característica que más me identifico es la persistencia, se tarda mucho en lograr ciertas cosas técnicas y lo único que te hará conseguirlo es si lo intentas una y otra vez.
¿Cuáles son los puntos positivos y negativos de tu trabajo?
Bueno… diría que entre los negativos están el perderme muchas fechas importantes como cumpleaños y tiempo de calidad con la familia, porque se requiere de muchas horas y días de preparación. En mi caso creo que el haberme tenido que mudar a otro país y dejar mi familia a temprana edad sin mucho conocimiento o las consecuencias de dejar ser adulto. Entre lo positivo existen muchas más, y creo que la principal para mí es que tengo la oportunidad de vivir de lo que amo y llamarlo mi profesión. En cuanto a la salud tiene muchos beneficios porque el trabajo físico puede ser tan demandante que casi siempre te vas a sentir en forma. Otro de estos es que he conocido lugares que jamás pensé y gracias a la danza que me ha llevado allí, además hacer amigos que se quedan para toda la vida.
¿El mayor desafío que has tenido durante tu trayectoria profesional?
Para mí que fue cuando a los 18 años me mudé a los Estados Unidos, sin familia y tener que adaptarme a un país, a su lenguaje, pues no sabía inglés. Pero entre todo sería el tener que asistir a un programa como al que fui en la escuela del Joffrey Ballet School, donde tenía que bailar de 8:30 de la mañana hasta las 4:30 de la tarde de lunes a sábado. Tardé unos meses en adaptarme a lo brutal que era el entrenamiento para mi cuerpo y mente.
¿Cuál ha sido tu mejor actuación y qué recuerdos guardas?
Hasta ahora fue una gala en Miami Florida, a la que fui invitado, se llamaba “Holidays Season With Ballet Stars” organizada por Ballet Support Foundation. Esta gala tiene un gran lugar en mí porque estuve una semana completa compartiendo con estrellas de la danza que soñaba con ver y que había admirado desde que empecé en el mundo de la danza, tener la bella oportunidad de estar en un mismo escenario y compartir un mismo sentir fue realmente gratificante. También haber participado en el Youth America Grand Prix, que es la competencia de danza más grande en el mundo y obtener el top 6 mundial y primer lugar en la semifinal de New York.
¿Cómo te aseguras para mantenerte lo suficientemente fuerte y en forma para rendir?
La verdad que si no estoy bailando estoy en el gimnasio fortaleciendo partes de mi cuerpo o buscando cierta resistencia. Eso va a depender de qué estaría haciendo en mis siguientes roles. También cuido la mente con yoga y mucha meditación, eso me ayuda a estar centrado. Ahora mismo soy bailarín solista del Connecticut Ballet, lo cual requiere de mi tiempo completo y una de las actividades extras que realizo es pintar, ciclismo, leer y como amante de la naturaleza hacer senderismo.
Cada artista tiene su momento de ovación y aplausos, ¿cómo vives ese momento cuando estás en el escenario?
La verdad es que esos momentos son los que me impulsan. Los bailarines no tenemos otra forma de mostrarnos más que en el escenario o a través de un video, esos cinco minutos de aplausos son el motor que nos lleva a seguir adelante. Esta carrera implica mucho sacrificio personal, emocional y físico, es lo que me da fuerza para seguir.
¿Qué consejo tienes para los nuevos talentos que surgen en el ballet?
Les diría que no se dejen llevar demasiado por lo que ven en las redes sociales. No se trata de no seguir a ciertas personas, sino de entender que el arte es subjetivo. Aunque haya estándares, cada uno tiene algo único que aportar. Les diría que no se rindan, que no se compare, este es un camino individual. Lo importante es trabajar sin esperar nada a cambio, hacerlo porque lo sientes y lo necesitas para tu día a día. El arte es eso: sentirlo, llevarlo dentro de tí y no poder dejarlo. Aunque a veces tomemos un descanso, ese fervor debe mantenerse vivo.
Pasión
Siempre tuve un gran interés en el arte, antes de bailar pintaba y creo que tuve la dicha de nacer con la admiración de lo que es arte o ser artista”.
Satisfacción
He conocido lugares que jamás pensé y gracias a la danza que me ha llevado allí, además hacer amigos que se quedan para toda la vida”.