En un mundo al que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, describe con matices apocalípticos, las corrientes ideológicas que hoy se definen “progresistas” se expresan radicalmente contrarias a la Biblia, libro sagrado al que República Dominicana y muchos otros países dedican el mes de septiembre.
Con mucha propiedad, el escritor Ramón Marrero Aristy calificó en su Historia de la República Dominicana, al nuestro, como “El pueblo cristiano más antiguo de América”. El mismo nombre de la nación proviene de la Orden de los Predicadores “Los Dominicos”, fundada por Santo Domingo de Guzmán. Desde nuestros orígenes somos “domini canes”, o “los perros del Señor”. Por eso no debe sorprenderos que en el Escudo Nacional llevemos el lema Dios, Patria y Libertad, con la Biblia abierta en el Evangelio de Juan 8, 31, que reza: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
El ateísmo que profesan las llamadas corrientes “progresistas”, promotoras de la disolución de la familia nuclear, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y otras prácticas antinatura, es esencialmente antidominicano. Este septiembre no observamos en medios y redes el fervor bíblico de años anteriores. Pero si hay un tiempo que justifica el retorno a la Biblia es el que vive la humanidad, envuelta en guerras que lucen interminables, junto al innegable calentamiento global y la Inteligencia Artificial sin criterio ético.
La Ley 204-84 declara el 27 de septiembre Día Nacional de la Biblia, libro que puede leerse más allá de las creencias religiosas. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, el texto sagrado es una fuente de enseñanza que permite explicar lo humano y lo divino, desde la más remota antigüedad hasta la posmodernidad.
Estados Unidos, que mantuvo la lectura de la Biblia en las escuelas durante siglos, ve hoy su juventud perdida en las drogas. El documental “La atea más odiada de EE.UU.”, narra el triste final de Madalyn Murray, la mujer que promovió su salida de las aulas, difundido en las redes sociales.