Dos obras de reciente publicación refieren al autor del primer asesinato cometido por un europeo contra su pareja en la Isla de Santo Domingo, en los primeros años coloniales. Una fue escrita por la religiosa dominica Luisa Campos Villalón y otra fue publicada por la Universidad Autónoma de Santo (UASD), en la que describe la relación histórica de la Orden de los Dominicos con la entidad académica, en sus “500 años de lucha por la justicia”.
En el ensayo biográfico Pedro de Córdoba: Precursor de una comunidad defensora de la vida, la hermana Campos Villalón, tras destacar las virtudes evangélicas del sacerdote llegado a la isla en 1510, a la edad de 28 años, cuenta el caso curioso de Juan Garcés, un español que había “vivido fugitivo por haber dado muerte a su concubina por razones de celos”.
Para el imaginario colectivo actual, resultaría paradójico que el mismo hombre que dio muerte a su pareja, se conmoviera hasta la indignación al observar “las crueldades de que son víctimas los indígenas por las manos de sus coterráneos”. Pese a que Garcés había participado en la barbarie que amenazaba con extinguir a los aborígenes, al enterarse de la llegada de los continuadores de Santo Domingo de Guzmán, “toca una noche a la puerta del caserón de pajas del convento” y, arrepentido, pide que le den albergue, “para expiar su pecado por el resto de su vida”. Luego, Garcés fue recibido “como hermano en la orden”.
Por venir del centro de la crueldad que significó la colonización, Garcés pudo edificar a los frailes encabezados por Pedro de Córdoba. El investigador Raymundo González, basado en los escritos de Fray Vicente Rubio, dice en su ponencia recogida en el libro “Los dominicos y la UASD”, que Garcés también había “apuñaleado un compatriota”, aunque le reconoce su aporte a los religiosos, entre los que figuraban Antón de Montesinos y Bartolomé de las Casas.
El perdón a Garcés serviría para estudiar y comprender actitudes actuales frente a la infidelidad femenina y el “feminicidio”.