El recientemente fallecido actor dominicano Iván García Guerra logró en el teatro que su rostro fuera percibido en el pueblo como la imagen vívida del patricio Juan Pablo Duarte. El laureado artista fue además un auténtico poeta, condición demostrada en su libro De amor y penar: Antología Medrosa, en el que canta a temas universales con una espiritualidad que no es común en la lírica dominicana actual. Su consagración durante un tiempo a filosofías y religiones orientales, las mismas que enriquecieron al maestro Rabindranath Tagore, le permitió explorar universos vedados al utilitarismo predominante en la sociedad occidental.
García Guerra decía con modestia que sus letras, “sufridas y disfrutadas son algo muy personal, bastante personal y a lo sumo dominio de amistad. Encontrarán simples cartas, intentos de poemas, canciones y simples pensamientos”. Asumía sus textos como “un lenguaje de intención poética”, sin proclamar su dominio. Como un severo autocrítico expresaba: “Este torpe acomodamiento de palabras siempre fue para mí una simple válvula de evasión para aquellas emociones que de quedarse dentro lastimarían”.
Nos confesó en una tertulia celebrada en 2019 en la Editorial Santuario, que vaciló durante un tiempo entre publicar o dejar en el anonimato sus escritos, y lo que resultó determinante fue la opinión positiva de su esposa Frances, a quien agradecemos sinceramente.
Un fragmento del poema “Así”, es una muestra del lirismo recurrente de Iván: “Y así me entrego a ti como a la vida misma, sin pedirlo,/ buscando dulces signos de la paz que se anida en mi soñar./ Quiero encontrar en ti lo que en mí está olvidado o/ escondido;/ el ansiado retiro que será mi descanso en el final./ Quiero darte mis miedos y robarme los tuyos; compartirlos/ y hacer con nuestro esfuerzo, / que la unión hace inmenso, el paraíso./ Sí, es muy larga la espera que espera por la paz prometida,/ y en ti quiero crear una estación de amor en mis días./ Quiero entregarme a ti,/ sentir tu mano alígera que juega,/ recorriendo su reino sobre mi carne ansiosa de ternura”.