Con veteranos colegas periodistas radicados en la monumental Ciudad de los Rascacielos como Erasmo Chalas, Cristino Guerra, Erick Gutiérrez, Rafael B. Brito, Ramón Ramírez (Míster Dj1), Juan Núñez y la museógrafa María Alcántara, comentábamos sobre el apego del dominicano en el exterior a su cultura dominicana, que supera en muchos casos a los que nos mantenemos en el terruño, convencidos de que no existe una tierra en la que nos sintamos más a gusto que la nuestra. La apreciación parece encantar al propio cónsul general Eligio Jáquez, a quien vimos cantar de viva voz el Himno Nacional dominicano antes de iniciar sus labores de lunes junto a su equipo de trabajo.
En Nueva York se siente vibrar el alma dominicana, desde el aplauso estruendoso de los pasajeros que arriban por el aeropuerto John F. Kennedy, con diálogos bullangueros sobre lo que hicieron en sus vacaciones en Quisqueya, hasta de lo que se proponen realizar al retornar a su segunda patria. El merengue, la bachata y la bandera tricolor se encuentran en avenidas, parques, plazas, autobuses y trenes, mientras sancochos, chicharrones, yaniqueques, locrios, moros, longanizas, mangú y tostones están a la orden del día en restaurantes de Manhattan, Brooklyn, El Bronx, Corona y Washington Heights.
Los interactivos del programa de televisión “Entre lo Uno & lo Otro”, que se produce para los canales de Visión Global TV, reportaron su regocijo por la entrevista que nos hicieran los colegas Chalas y Guerra, donde además de analizar temas de la política internacional y local, presentamos obras dominicanas como nuestro ensayo Motivos para no mirar atrás, los libros de cuentos del fenecido general, escritor y abogado higüeyano, José Rijo, junto al titulado Filosofía del Hombre Burro, cuyo autor es el jurista y escritor, orgullosamente mocano, Julio César Castaños Guzmán.
La actitud del dominicano en Nueva York es de que está en una sociedad forjada en el trabajo. Para divertirse tiene que hacerlo “al brinco e la pulga”. Pero sueña que algún día retornará al terruño querido, con tiempo para divertirse y descansar.