Cuando Galíndez recuperó la lucidez tenía 41 años de edad y estaba en el infierno, un infierno llamado Hacienda María donde sufriría todos los horrores que es posible imaginar. Estaba en manos de la bestia, la bestia que lo encaraba y lo encuadraba, la bestia con sus ojos de fiera, su retorcida sonrisa de hiena. La bestia que lo devoraba con la mirada, como hacen las lechuzas con sus presas.

El hombre que a su juicio lo había irrespetado, desconsiderado y calumniado estaba a sus pies. Con él se tomaría su tiempo, todo el tiempo del mundo, lentamente, sin prisa… Le quebraría el alma antes que el cuerpo.

Dicen que le hizo comer un ejemplar de la tesis que habían encontrado en su apartamento de Manhattan o por lo menos unas cuantas hojas, dicen que lo sometieron a todos los tormentos, dicen que lo desollaron, dicen que lo quemaron a fuego lento, dicen que le sacaron las uñas y que le sacaron los ojos y que le habrían aplicado picanas en los genitales, dicen o pueden decir que le arrancaron la lengua, que le machacaron los testículos, y que le fueron rompiendo los huesos despacito, uno por uno, todos los huesos del cuerpo, desde los pies a la cabeza, pulverizándolos más bien uno por uno.

Dicen que finalmente lo echaron a los tiburones cuando todavía estaba quien sabe si medio vivo o medio muerto.

Crassweller afirma que la desaparición de Galíndez pasó varios días inadvertida y que cuando los primeros investigadores visitaron su apartamento encontraron que todo estaba en orden y que las pesquisas no señalaban en ninguna dirección. Cualquiera podía haber sido el culpable. Pero al poco tiempo empezaron a encenderse las alarmas y, aunque lo que se sabía o sospechaba no podía ser demostrado, la opinión pública apuntaba en una dirección, señalaba a un responsable.

El escándalo que se armó en Estados Unidos y otros países fue algo parecido a un estallido, un estallido de indignación y cólera que sorprendió a la bestia. Otras veces habían matado a un exiliado dominicano en ese país (empezando por Sergio Bencosme en 1935), y la prensa y las organizaciones democráticas habían protestado, algún funcionario extranjero se había pronunciado en contra de la bestia, pero en poco tiempo la noticia desaparecía de los titulares y el hecho no tenía mayores consecuencias. Quizás una amonestación, una advertencia de los altos mandos para que el SOB favorito del imperio mantuviera la compostura.

Pero Galíndez no era dominicano y tenía dolientes en el FBI y en la CIA y a nivel del aparato gubernamental del imperio. Los medios de prensa no parecían agotar su caudal de noticias y empezó a cundir el nerviosismo entre los que tenían hechas y tenían sospechas.

Fue un crimen que, como dice Crassweller, le causó un enorme daño a la bestia a corto y largo plazo, un crimen que se convertiría en un clásico y fascinaría y horrorizaría a la vez al mundo entero.

A la bestia le resultaría muy difícil, por no decir imposible, quitarse ese muerto de encima. Galíndez pesaba y olía demasiado, se había convertido en un escándalo que en vez de disminuir se agigantaba.

Entonces la bestia ordenó que se realizara una operación de limpieza, un chapeo bajito, como se dice por estos rumbos, y en el curso de un tiempo empezaron a desaparecer y a morir en el país y en el extranjero algunos de los implicados en el rapto que menos confianza merecían. Unos siete u ocho en total.

Eliminaron, en primer lugar, según informes del FBI, a la persona que le echó gasolina en un aeropuerto de Long Island al avión bimotor Beechcraft en que transportaron a Galíndez. Eliminaron, en un accidente de tráfico en las cercanías de Villa Altagracia, a la criolla que había seducido y conducido a Galíndez a la trampa mortal.

En otro accidente de tráfico, ocurrido también en el país, eliminaron y desaparecieron a un fatídico personaje que llamaban el Cojo, un cojo y bizco, o con un ojo averiado, un oscuro delincuente internacional, un matón que estaba al servicio de Trujillo, un paisano de Galíndez que se hacía pasar por su amigo y jugó un papel de primer orden en el rapto.

El médico que lo drogó también murió de muerte innatural. No murió, sin embargo, en un accidente. Se optó por el suicidio con cianuro, algo más creativo. Un suicidio asistido.

Otro de los esbirros, un coronel cubano que sabía demasiado, optó asimismo por el suicidio asistido. Se suicidó de varios disparos en su despacho.

El joven piloto Gerald Lester Murphy fue igualmente víctima de la pandemia de accidentes de tráfico y desapariciones. El día 3 de diciembre de 1956 su automóvil Ford, aparentemente abandonado, fue encontrado cerca de unos acantilados en el malecón, a poca distancia del matadero municipal, pero de su cadáver todavía se ignora el paradero.

Más adelante le tocaría suicidarse a Tavito.

El día 7 de enero de 1957, Octavio de la Maza, alias, Tavito, a los 38 años de edad, amaneció sin vida en su celda del cuartel central de la Policía Nacional. Se había ahorcado, según la versión oficial, con un mosquitero, extrañamente un mosquitero, y había dejado una nota de suicidio donde confesaba el crimen que no había cometido. Lo confesaba todo.

(Historia criminal del trujillato [165])

Bibliografía:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.
Tony Raful

La venganza fue de “espanto y brinco” (2) (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2015/03/24/361032/la-venganza-fue-de-espanto-y-brinco)

“Tavito y Antonio de la Maza… principio y fin” (https://hoy.com.do/tavito-y-antonio-de-la-maza-principio-y-fin/)
Juan Daniel Balcácer

El caso Galíndez- Murphy: Una crónica de terror (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/08/14/578159/el-caso-galindez-murphy-una-cronica-de-terror)
Juan Daniel Balcácer

¿Por qué mataron al piloto Murphy? (y II) | Listín Diario (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/07/31/576234/por-que-mataron-al-piloto-murphy-y-ii)
José del Castillo Pichardo

El Sino Trágico de Galíndez (https://www.diariolibre.com/opinion/columnistas/2022/04/14/a-la-pluma-de-galindez-se-debe-la-era-de-trujillo/1770330)
Tony Pina

El asesinato de Galíndez provocó otros crímenes – Noticiario Barahona (http://www.noticiariobarahona.com/2011/05/el-asesinato-de-galindez-provoco-otros.html)

Secuestro y asesinato de Jesús de Galíndez — El Nacional (https://elnacional.com.do/secuestro-y-asesinato-de-jesus-de-galindez/)

La trágica historia de Jesús Galíndez. Portal Carta de España. Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (https://www.inclusion.gob.es/cartaespana/es/noticias/Noticia_0349.htm).

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