Es una producción de Netflix que retrata el caso de robos de bancos hechos por la ya famosa pareja de delincuentes Bonnie y Clyde. La historia elige el año 1934 para contar cómo fueron perseguidos, acosados y muertos en emboscada, pero desde la perspectiva oficial, de la Policía y los organismos de seguridad norteamericanos que les dieron caza. Eran los años del gobierno de Franklin Delano Roosevelt que había ganado las elecciones de 1932 en medio de una situación económica y de toda índole que postró a la sociedad norteamericana. Pues bien, Frank Hamer (Kevin Costner) y su sufrido compañero Manny Gault (Harrelson) son dos Ranger de Texas los seleccionados para cazar a Bonnie & Clyde. Ambos fueron asignados como investigadores especiales del caso que trajo de cabeza a banqueros y policías por igual, y que se llevó por delante la vida de trece agentes de la ley ante la incredulidad y admiración que generaron con sus robos a bancos. Recuenta el filme el ya consabido cliché de colocar individuos rudos que se saltan los protocolos de la ley, mostrando su eficiencia ante el fracaso del FBI y aislando la violencia ejecutada con la garantía estatal y aquella consumada a orillas del sistema de justicia impuesta por la clase gobernante estadounidense. Ellos mismos, esos rangers, se les ven acosados por deudas con los bancos o humillados por sus condiciones de clase media baja –los ya conocidos “pobres de derecha”–. Perseguidores y perseguidos son parte del mismo grupo social que es el adjetivo de una sociedad de fuerte implantación del capitalismo que oprimía y asediaba a todos, era la época de la Gran Depresión que llevó al suicidio a cientos de miles de estadounidenses fueran blancos, negros, pobres o ricos, inmigrantes, etc., pero que al mismo tiempo “quebró más de 4 mil bancos y el desempleo alcanzó niveles tan altos que en varias ciudades más grandes del país el gobierno tuvo que distribuir comida en las calles” (J. Bosch) La narrativa concentra sus esfuerzos en la deconstrucción de mitos tanto de perseguidos como de los rangers, para lo que se vuelca a la utilización de sus conductas. La estrategia buscada es hacerlos potables para evitar debilidad expresiva, rehuyendo cualquier interpretación maniquea. No obstante, pese a ese artificio, cae en el filosofismo (simulada ontología) y el didactismo (empleando con ímpetu un pelotón de máximas que se remachan y metamorfosean trasplantadas de otras películas). l
HHH Género: Thriller histórico . Duración: 120 minutos