El pasado jueves 8 de agosto acudimos a la Fundación Juan Mayí por el Arte Contemporáneo en la Ciudad Colonial de Santo Domingo para participar de muestra “Xabier Liz: “Cámara encantada”.
Las obras del artista español Xabier Liz (1971), con una trayectoria que incluye exposiciones en España, Portugal e Italia, llegan por primera vez a Santo Domingo. A través de sus piezas, el artista nos invita a un viaje hacia un universo donde la materia y el tiempo convergen en un diálogo poético y ancestral.
“Cámara Encantada” es un proceso por medio del cual el artista se mantiene en constante exploración en el uso de materiales que desafían las convenciones tradicionales del lienzo. La superficie de sus obras se convierte en un campo de batalla tectónico, donde los estratos de ceniza, óxido y pigmento no solo cuentan una historia, sino que la construyen capa por capa, evocando un plano visual que refleja tanto la fragilidad como la persistencia de la memoria. La influencia del informalismo matérico de la posguerra, evidente en su conexión con el pintor hispano-rioplatense Leopoldo Nóvoa, se manifiesta en la forma en que Liz aborda la destrucción y reconstrucción de la superficie pictórica.
Por medio de su más reciente propuesta, Liz introduce un cambio sutil pero significativo: una geometría emergente que, aunque sigue siendo abstracta, ofrece una estructura más definida a su obra. Los colores de la tierra y la ceniza dominan la paleta, creando un paisaje que es a la vez terrenal y etéreo, un reflejo de la lucha constante entre la naturaleza y el artificio. Esta tensión entre lo orgánico y lo construido, entre lo natural y lo manipulado, es central en su obra y se expresa con particular intensidad en el conjunto expositivo.
Lejos de apegarse a una única estética, Liz continúa expandiendo su lenguaje visual, incorporando influencias que van desde el modernismo vienés hasta las texturas y formas del arte africano. Este eclecticismo no diluye su visión, sino que la enriquece, permitiéndole crear un cuerpo de trabajo que es a la vez profundamente personal y universalmente resonante.