Introducción

El Salmo 36, atribuido al Rey David, recoge una temática muy antigua y siempre nueva. Más aún diríamos que, hoy por hoy, es de una actualidad palpitante: a los que indigna la felicidad de los corruptos impunes, el salmista opone la enseñanza de los sabios bíblicos y de todos los tiempos sobre la retribución temporal de los justos y de los malos.

Tertuliano, teólogo latino del siglo II de nuestra era, dirá de él que “es el espejo de la Providencia”.

No trata el salmo estrictamente de la retribución después de la muerte, en el tribunal eterno de Dios, sino del premio y castigo en esta tierra, en la historia presente que vivimos.

Bien podría ponerse como título a este himno sapiencial: “La verdadera y la falsa felicidad” o “Destino final del justo y del corrupto”.

Quiero proponerlo, en su totalidad, con la fuerza misma del texto literal. Sólo en algunos versículos haré alguna paráfrasis o breve comentario para resaltar su impacto actual. Seguiré, igualmente, la numeración hebrea, hecha con las letras de su alfabeto, aunque prefiero, ahora, utilizar las letras de nuestro alfabeto español. De los 150 salmos, sólo para seis el autor del salterio utilizó la numeración alfabética.

Cabe notar, de antemano, el epíteto calificativo principal utilizado para identificar al que se corrompe y al que no:

“Malvado”: el malvado no sólo es “malo”; es mucho más, es “muy malo”, es “perverso” y “pervierte”, es “corrupto” y “corruptor”. No es el que cae en el mal por debilidad y se levanta. Es alguien que maquina, que planifica el mal, que triunfa empleando la intriga, que tuerce los caminos, llamando incluso bien al mal.

A él se opone el que hace el bien, el honrado, el que practica la lealtad, la justicia y el derecho.

“Impío”: en algunas versiones u otros textos bíblicos el malvado es definido como el “impío”, aquel que no se apiada de nadie, ni de Dios ni de los seres humanos. A él se opone el íntegro, el que es justo y compasivo.

Traigamos, pues, el salmo y destaquemos algunos versos:

A.“No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal: se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán”.

Se destacan en este versículo dos reacciones muy comunes en los buenos y honrados frente a los malvados: la rabia y la envidia.

El sabio invita a tener en cuenta el tiempo. Compara al malvado y su maldad con la hierba, que hoy es y mañana no es; se secará “pronto”, aunque a veces parece que dura largo tiempo.

B.“Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón”.

El que hace el bien se ve tentado de dejar su camino de bien y honradez. El sabio, enseñado por la sabiduría milenaria, le invita a que no se desespere, a que permanezca firme en él, a que no pierda su confianza en Dios ni en sus principios.

C.“Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará: hará brillar tu justicia como el amanecer; tu derecho, como el mediodía”.

La justicia y el derecho, practicados y defendidos por los hombres y mujeres de bien, parecen aplastados, ocultos, no se ven ni se valoran. Sin embargo, la historia, maestra de vida y sabiduría, enseña que, más tarde o más temprano, finalmente, “tu justicia (no la de otro) brillará como el amanecer” y “tu derecho como el mediodía”.

D.“Descansa en el Señor y espera en él, no te exasperes por el hombre que triunfa empleando la intriga”.

De nuevo, el sabio invita a no llenarse de cólera y rabia al ver el triunfo del que emplea la intriga. Por eso invitará repetidamente a mantener la paz, la calma, a descansar en el Señor. ¿Por qué? Porque la exasperación no es productiva. Al contrario puede llevar a cometer errores contradictorios de los propios principios. De esos errores, fruto del descontrol, se arrepentirá más tarde. Incluso, en ocasiones, el malvado, porque es perverso, provocará expresamente la ira en el honrado para llevarlo a actuar mal. De ahí que el sabio repite en el siguiente versículo:

E.“Cohíbe la ira, reprime el coraje, no te exasperes, no sea que obres mal; porque los que obran mal son excluidos, pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra”.

El salmista, a partir de este versículo, traerá varias veces el tema de “la posesión de la tierra”: para él está claro que los que se apropian, de manera malvada y perversa, de los bienes de esta tierra, quedarán excluidos, en esta misma tierra, ellos y sus descendientes, de dichos bienes. Al revés, los triunfadores finales, los que poseerán realmente la tierra son “los que esperan en el Señor” y en los valores proclamados y enseñados por Él.

F.“Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante”.

Los honrados, justos, honestos son atacados; a veces, ni se les quiere tener presentes en los puestos de dirección, son los sufridos. Sin embargo, ellos poseerán, gobernarán la tierra, los pueblos y naciones.

“Aguarda un momento: desapareció el corrupto, el juez parcial, la impunidad, fíjate en su sitio, ya no está”.

G.“El malvado intriga contra el justo, rechina sus dientes contra él; pero el Señor se ríe de él, porque ve que le llega su hora”.

H.“Los malvados desenvainan la espada, asestan el arco, para abatir a pobres y humildes, para asesinar a los honrados; pero su espada les atravesará el corazón, sus arcos se romperán”.

La maldad lleva en sus entrañas la fuerza de la destrucción de los malvados mismos. Es como un boomerang. Ellos “desenvainan la espada para abatir a pobres y humildes, pero su propia espada se volverá contra ellos y les atravesará el corazón”.

I.“Mejor es ser honrado con poco que ser malvado en la opulencia; pues al malvado se le romperán los brazos, pero al honrado lo sostiene el Señor”.

Un slogan, un lema, un criterio de vida, que nunca pasará, que debería colocarse en la primera plana de todos los periódicos, en las paredes y en todos lugares como un “graffiti”, es éste: “Mejor es ser honrado con poco que ser malvado en la opulencia”.

J.“El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre; no se agostarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán”;

K.“Pero los malvados perecerán, los enemigos del Señor se marchitarán como la belleza de un prado, en humo se disiparán”.

L.“El malvado pide prestado y no devuelve, el justo se compadece y perdona. Los que el Señor bendice poseen la tierra, los que él maldice son excluidos”.

El que practica la justicia recibe bendiciones y, por ser bendecido, será dueño de la tierra; el malvado no recibe bendiciones, por eso quedará excluido.

M.“El Señor asegura los pasos del hombre, se complace en sus caminos; si tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano”.

N.“Fui joven, ya soy viejo: nunca he visto a un justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan. A diario se compadece y da prestado; bendita será su descendencia”.

Observa tú también a tu alrededor, trae a tu memoria la historia de familias que tú conoces, recuerda los dirigentes políticos, corruptos o no y dictadores o no, de tu país, mira hombres y mujeres que caminan junto a ti, y confirmarás la sabiduría de los siglos y, tú también, por tu experiencia, repetirás con el sabio salmista: “Fui joven, ya soy viejo: nunca he visto a un justo abandonado ni a su descendencia, hijos y nietos, mendigando el pan. En cambio, a los descendientes de corruptos y dictadores los he visto partir al destierro, mendigando poder volver un día a su país”.

O.“Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa; porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles”.

P.“Los inicuos son exterminados, la estirpe de los malvados se extinguirá; pero los justos poseen la tierra, la habitarán por siempre jamás”.

Q.“La boca del justo expone la sabiduría, su lengua explica el derecho; porque lleva en el corazón la ley de su Dios, y sus pasos no vacilan”.

R.“El malvado espía al justo e intenta darle muerte; pero el Señor no lo entrega en sus manos, no deja que lo condenen en el juicio”.

S.“Confía en el Señor, sigue su camino; él te levantará a poseer la tierra, y verás la expulsión de los malvados”.

T.“Vi a un malvado que se jactaba, que prosperaba como un cedro frondoso; volví a pasar, y ya no estaba; lo busqué, y no lo encontré”.

U.“Observa al honrado, fíjate en el bueno: su porvenir es la paz; los impíos serán totalmente aniquilados, el porvenir de los malvados quedará truncado”.

V.“El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro; el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva, porque se acogen a él”.

Conclusión

CERTIFICO que también yo he visto que la felicidad del malvado, del impío y del corrupto es engañosa y confunde a muchos. Mientras que al justo, al bueno y al honrado, si perseveran en su camino, siempre les irá bien, a ellos y a su descendencia.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los doce (12) días del mes de julio del año del Señor dos mil veinticuatro (2024).

Posted in Certifico y Doy Fe

Más de cultura

Las Más leídas