“Esperar y no desesperar”, ha sido una de las fórmulas que ha aplicado la periodista Sofía Lachapelle para conquistar el respeto, la admiración y obtener importantes logros a nivel internacional.Sus dos Emmy nacionales, que logró en Estados Unidos, son muestra del arduo trabajo que realiza Lachapelle, quien como destacada dominicana en el extranjero pone en alto la patria con sus historias noticiosas, las que elabora con pasión y responsabilidad para servir a la sociedad a través del programa “Al Rojo Vivo”, de la cadena Telemundo.
Una vez más la comunicadora ha sido nominada a Premios Soberano, en la categoría “Comunicador/a destacado/a en el extranjero”, que en años anteriores ha tocado sus puertas, pero aún la estatuilla no se ha marchado con ella. “Mi deber es estar allí, gánemelo o no me lo gane, porque ese es el premio nacional. Es el de mi país y es un honor y responsabilidad estar ahí como una dominicana residente en el exterior”, manifestó Sofía Lachapelle a elCaribe.
Ganárselo ahora o en años venideros no le quita el sueño, pues ella a través de duros desafíos aprendió que “todo tiene su espera, y más cuando tu trabajo habla por ti misma. Yo no pido nada, mi deber es estar allá. Y si un día me lo gano, es una bendición. Cuando entiendan que yo me lo gané, que me lo den”, expresó.
En el 2016, Sofía, quien inició su carrera en los medios en Puerto Rico, ganó por segunda vez un premio Emmy Nacional en los Estados Unidos, por la cobertura noticiosa de la visita del Papa Francisco a América en septiembre 2015. “Me siento muy orgullosa de mis Emmy nacionales, porque yo los he trabajado, eso no se lo gana cualquiera; porque no es la estatuilla, es el honor, es la recompensa, no monetaria sino emocional, y el orgullo patrio de mis hijos, de mis padres, no el mío”, agregó Lachapellle, quien también es la creadora de la organización sin fines de lucro “Un Paso a la Vez”.
Pero esta gran mujer, fuerte y decidida, que ven ahora y que nunca se detiene ante una derrota, luchó por dignificar su bandera y ser un orgullo para sus padres y sus hijos. “Yo venía de un estrato social pobre. Mis padres se separaron cuando tenía siete años. Mi madre fue una madre soltera con cuatro hijos, y cuando llegamos a Puerto Rico en la década de los 80, trabajé en mil cosas, como lo hace cualquier inmigrante que tiene que echar para adelante”, dijo esta madre de dos niños autistas, Jayson y Maximus.
Sofía, quien se graduó de Periodismo en el 1995, en la universidad Sagrado Corazón en Puerto Rico, trabajó en una zapatería, joyería, como niñera, vendió Mary Kay y Avon, y de vez en cuando ayudaba a su madre en un restaurante para pagar su universidad, aportar en la casa y ser independiente. “Guardo todas mis cosas, para el que duda, un día enseñarle, porque los años me han enseñado que hay gente muy atrevida que pone en dudas muchas cosas y a mí me encanta hacer el papel de abogada y colocar mis pruebas”, dijo.
Dice que de su madre adquirió la honestidad y la forma de ganarse la vida honradamente. De su padre, el coraje y la tenacidad. “Siempre he sido muy arriesgada. Y es que no hay elección, el que es pobre, tiene dos opciones: se sienta a llorar y a pedir, o se tira a la calle a trabajar”, manifestó Sofía, quien ha sido nominada en tres ocasiones a los premios Emmy.
Inicio en los medios
Sofía empezó a trabajar en los medios en la Isla del Encanto, pero por cuestiones de aprovechar las oportunidades, aceptó trabajar en Miami, en Univisión; pero era un trabajo de medio tiempo, así que tuvo que compensar su salario siendo maestra de aeróbicos en un gimnasio.
Hasta que un día, Helga Silga, la directora de Univisión en ese entonces, se sentó con ella y le presentó una oportunidad que le cambiaría radicalmente su vida.
“Me dijo: tú sabes esperar sin desesperar. Ya llegó tu oportunidad. Así que quiero enviarte a New York, es la capital del mundo, y pulirte ahí te da el pie para tú ser una buena periodista”, recordó.
A pesar de estar ya establecida en la Ciudad del Sol, y reunir a toda su familia allí, Lachapelle tampoco lo pensó dos veces y tomó el boleto para aterrizar en la ‘La Gran Manzana’. “Tenía que confiar en que mi talento algún día alguien lo iba a ver. No me gustaba el ruido, pero tenía que entender que todo en la vida es un proceso”, agregó. Ahí inició otra fase en la vida de Sofía, en la que experimentó varios sucesos transcendentales o inclusive la que la marcaría para toda su existencia. “Llego a New York, hago mi trabajo y me caen las torres gemelas encima durante la cobertura de los atentados en el 2001. Y me veo forzada por cuestiones de salud a retirarme”, narró Lachapelle.
Regreso a la televisión
Después de siete años de retiro, de encontrarse consigo misma, de alejarse de la meca de los sueños y trasladarse a la República Dominicana para encontrar estabilidad emocional y crear una familia estable, aceptó reintegrarse a los medios. “Siempre estuvo esa llamada. Cuando tú haces bien un trabajo y dejas las puertas abiertas, siempre te van a llamar. Cuando mis hijos ya estaban encaminados en el tema de autismo y me hice maestra de educación especial, sentí que como madre y profesional podía avanzar”, indicó Sofía, quien regresó a EE.UU. en el 2005.
Regresó a Telemundo 51, en un programa de media hora. Luego, pasó a Univisión, para laborar en Primer Impacto. Finalmente, saltó a la cadena televisiva nacional, Telemundo.
Recordó que durante su estancia en Santo Domingo, y a pesar de no querer involucrase en los medios, formó parte del staff del canal RRN Noticias.
“Una de las cosas que solicité cuando entre a RNN a trabajar fue que yo no iba a ser figura decorativa, así que pude entrenar un personal en planta, pero me encontré con la típica frase de mediocridad ‘Qué me viene a enseñar ésta a mí, qué se cree la americana esta’, de esta manera me recibieron”, sostuvo. Aún entiende que a la televisión dominicana le faltan muchas cosas por perfeccionar y que en los medios de Estados Unidos deberían de trabajar más periodistas dominicanos.