Hace falta que las obras premiadas en diferentes concursos también cuenten con un estímulo para su puesta en escena
El teatro es una de las ramas del arte escénico de mayor dinamismo en la República Dominicana, lo cual se destaca cada año por la cantidad de propuestas que sustentan las carteleras y en la apertura de nuevos espacios dedicados a la promoción de esta actividad.
Este año se han puesto en escena piezas como Anchoítas, Hashtag, Crónicas de cero y Al agua por un pasaporte, y adaptaciones como Tú en tu casa y yo en la mía; Secretos de familia, Blanca Nieves y Orquesta para señoritas, entre otras.
Ante el constante movimiento en los diversos locales, Claudio Rivera, miembro del jurado de la edición del 2017 del renglón Teatro en los Premios Anuales de Literatura y Teatro Cristóbal de Llerena, consideró que la creación escénica del país ha sido, en los últimos tiempos, “constante, sólida y fértil” y que seguirá en ascenso.
“Considero que en el futuro inmediato el teatro va a seguir robusteciéndose, porque hay una nueva generación de autores que confían en su propia voz”, dijo en una entrevista con elCaribe.
Un dolor de cabeza
Pero no todo es color de rosa. Aunque existen propuestas que promueven la dramaturgia criolla, como son el galardón teatral de los Premios Anuales del Ministerio de Cultura, festivales de Casa de Teatro, el Festival Nacional de Teatro, el Festival Internacional de Teatro Mujeres Sobre las Tablas, entre otros certámenes de diversas instituciones, la mayoría de las piezas que se presentan allí no pasan de recibir un premio.
“El que las obras que van a premiaciones no se monten, es el gran dolor de cabeza y la gran insatisfacción de los teatristas de este país. Los premios se orientan a estimular el autor y una vez es reconocido, hasta ahí llega el premio. Haría falta una segunda etapa en que las obras premiadas también cuenten con fondos para su escenificación. Hay autores que, de manera independiente, corren el riesgo de poner en escena sus obras”, indicó Claudio Rivera.
El también ganador como director teatral de los Premios Soberano 2017, hizo hincapié en que cuando se habla de autoría de artistas nacidos en suelo dominicano, hay que estar consciente de que el teatro local es mucho más que autoría de los nacionales. Entiende que ese renglón abarca también la estética dominicana.
Adaptar no es sinónimo de éxito
En cuanto a teatro musical se refiere, el actor, productor y director Luis Marcell Ricart considera que tanto las propuestas como los productores propiamente nacionales son muy pocos actualmente, ya que “muchos lo que hacen es comprar derechos y presentar obras y musicales que ya existen”.
El creador de la sala Theamus, dedicada exclusivamente a los musicales, por el cual han pasado adaptaciones de cuentos populares como Blanca Nieves y Este cuento no es así, además de originales como la nominada Anchoítas, resaltó que ve con más mérito el hecho de escribir historias originales, desde cero, y ver cómo el público las recibe, que recurrir a lo que ya se sabe que funciona.
“Las adaptaciones pueden o no, ser un éxito taquillero siempre y cuando el público lo reconozca y haga empatía con lo que estás haciendo, porque si te pones a variar mucho lo que la gente ya conoce, no le hacen caso”, consideró.
Para conseguir las licencias
En lo que va de año, por las salas de Santo Domingo han pasado aproximadamente 37 adaptaciones y 13 de piezas originales. Para conseguir las licencias de obras a adaptar y/o reproducir, según explicó el productor y director Amaury Sánchez, hay que agotar un proceso que, en ocasiones, se lleva unos meses. “Primero se consigue la agencia que tiene la obra en cuestión; le contactas, envías una carta o ellos te mandan una aplicación donde llenas los requerimientos y pones la capacidad del teatro, cuántas funciones van a ser, etc.”, detalló.
Una vez aprobada la solicitud, la agencia emite el contrato donde indica el monto a pagar por cada función. Luego de firmar, enviar y pagar, envían el material de la pieza, se presenta la obra y devuelve el material a la agencia. En la especificación de los montos influyen el tipo y capacidad de la sala, la cantidad de funciones y el tiempo de vida de la obra, entre otros.
“Tiene mucho que ver el background que tengas para la aprobación de las obras. Mayormente ellos revisan bien a quién se la rentan”, agregó el director de adaptaciones como Cenicienta y originales como la secuela Las aventuras de Willy.
Entre las agencias con derechos y licencias se encuentran Samuel French, Music Theather International, L & L Agencia y SGAE.
Escenarios de constante movimiento artístico
Actualmente, en Santo Domingo, que es donde se concentra la mayor actividad teatral de la República Dominicana, están funcionando las salas Carlos Piantini, Ravelo y el Bar Juan Lockward del Teatro Nacional “Eduardo Brito”; la Máximo Avilés Blonda y Haffe Serulle del Palacio de Bellas Artes; Studio Theather, Chao Café Teatro, The Alley, Theamus, Nova Teatro, Microteatro, Escenario 360, Casa de Teatro, Las Máscaras y Guloya, entre otras.