Se desconoce cuándo fue la primera vez que vino a República Dominicana. Probablemente cuando vino por primera vez, aún no era un artista internacionalmente conocido. Ahora República Dominicana es también un lugar favorito para él y para su esposa Evaluna Montaner, y la prole.
El viernes pasado Camilo cantó de nuevo, ahora en el Palacio de Voleibol, un sitio muy difícil de sonorizar. Más, posiblemente que el Palacio de los Deportes.
“Nuestro lugar feliz tour va bien, lleva una marcha excelente” afirmó.
El colombiano ha conquistado no solo a los jóvenes, sino a los niños, y a los de generaciones mayores. Sus letras son limpias, su universo es el que se ha creado lleno de símbolos que ha ido recogiendo por distintas culturas, lo cual lo convierte en un artista ecuménico. Y como si fuera poco, su voz, capaz de llegar a las tres octavas (lo acerca a la voz de un tenor), y de brindar una experiencia cálida, acogedora, empática con un público tan amplio como exigente.
Por eso su look es fresco y familiar. Llega descalzo, como han hecho muchos artistas en la historia. Entre ellos: La Lupe, Cesaria Evora o nuestras Xiomara Fortuna y Diomary La Mala.
El concierto que hizo, ahora en producción local de SD Concerts, comenzó con “Bebé”, y se deslizó hasta “Aeropuerto”, “Kesi” y “Una vida pasada”.
Luego saludó: “Esta noche Santo Domingo es nuestro lugar feliz; gloria a Dios por esta noche”.
Después siguió, entre coro y algarabía con “No se vale”, “Pegao”, “Gordo”, y continuó con “Corazón de hojalata” y “Mismo aire”. La banda de Camilo ahora incluye un set de batás: el Iyá, que es el tambor mayor y hace el sonido grave, profundo. Itótele, que es el mediano, digamos que acompañante; y el okónkolo que es el pequeño, y es el llamador, el que más agudo suena. Los tres son considerados tambores religiosos de los Yoruba. Pocos son los percusionistas capaces de tocar los tres a la vez con maestría. Su inclusión en la banda de Camilo permite asumir pasajes de polirritmia en canciones que lo necesiten.
El concierto continuó con “Autodiagnóstico”, “Millones” y “Tutu”, quizás su canción proa.
Camilo interpretó acústico “Manos de tijera”, “Ropa cara” y “Favorito”.
Luego apareció en escena su Evaluna, a quien definió como su artista favorita, cantó “Plis”, “Por primera vez” e “Índigo”.
“Boda” y “Vida de rico” fueron el hasta la próxima del joven con bigotes de manillas y los pies descalzos.