Edylberto Cabral nació en Barahona, pero muy pequeño su familia lo trasladó a San Cristóbal, donde vivió las etapas más felices de su vida. Allí creció y se formó como ser humano, cursó sus estudios primarios y secundarios; por eso, se siente un hijo de San Cristóbal. Al llegar el tiempo de iniciar la educación superior, se mudó a la capital para estudiar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pero las complicaciones de la época, los crímenes de estudiantes y la inestabilidad social, lo obligaron a irse del país.
El destino elegido fue Hungría, donde, a pesar de las dificultades que le ocasionaban una cultura y un idioma distinto, pudo completar de manera exitosa sus estudios. De regreso al país, de inmediato se reencontró con su querida universidad, a la que ingresó como docente, y luego de varias posiciones en el área administrativa se convirtió en su rector. En esta conversación nos cuenta cómo, gracias a un gran equipo de profesionales, logró salir airoso de su gestión, a pesar de las enormes dificultades económicas en que encontró sumida a la primera universidad de América.
1. De Barahona
Nací en Santa Cruz de Barahona, el ocho de septiembre del año 1947, es decir, que este año cumplo 70 años. Soy hijo de Félix Segundo Cabral Ortega, ya fallecido. Papá murió en el año 1994; y mi madre, Adela María Ramírez Matos, viuda Cabral, que es el ser más querido y admirado, este año va a cumplir 92 años y está muy lúcida. Fue profesora por muchos años del Politécnico Loyola, de San Cristóbal, y mi padre fue un empleado público.
2. El valor de una madre
Mi madre, para mí, fue la inspiración siempre, la solidaridad, lo más cercano a Dios. Ella se consagró en la educación de nosotros cuatro. Una madre muy conservadora. Mi padre era un hombre trabajador, pero siempre estaba en la calle. Lo veíamos cuando llegaba a la casa en la noche. Recuerdo los días de Reyes y Año Nuevo, que llegaba cargado de regalos. Somos cuatro hermanos de padre y madre. Yo soy el segundo, el mayor es Félix Vinicio, que es profesor de la UASD, después de mí nacieron dos hermanas, la primera es graduada en Bioanálisis y la más pequeña es Wilma Cabral, que también es profesora de la UASD.
3. Amor por San Cristóbal
Aunque nací en Barahona, juré por la bandera de San Cristóbal, porque desde los cinco años me mudé a San Cristóbal y viví allí hasta los 19 años. Me siento de San Cristóbal porque ahí viví mi infancia, juventud y adolescencia, realicé mis estudios primarios e intermedios, en el Instituto Politécnico Loyola. Llegué hasta el octavo curso, y estando en ese curso mataron a Trujillo. En ese momento yo tenía 13 años. Ese fue el primer sacudimiento que tuve como ser humano. Después pasé a la secundaria al liceo Manuel María Valencia, donde me hice bachiller. Entonces vino la Revolución, y después terminé mi bachillerato y pasé a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en el año 1966. Fueron tiempos muy duros, primero porque yo fui dirigente estudiantil desde los 13 años. Estuve muy vinculado a la lucha estudiantil desde el liceo.
4. En la UASD
Cuando ingresé a la UASD me enrolé en el movimiento estudiantil universitario. Fui dirigente de la FED, primero en sustitución de dos grandes dirigentes de la época: Diómedes Mercedes y Carlos Dore Cabral. Me quedé como dirigente un año más. Me pasé toda la lucha del Medio Millón dentro de la universidad, caí preso y comencé a luchar por el presupuesto. No terminé la carrera de Química, porque me fui a Hungría, en el año 1972, allí cursé la carrera completa de Economía, la especialidad y el doctorado. Ya mi esposa, Mayra Brea y yo nos habíamos conocido en 1091 y nos casamos en 1972. Los dos fuimos dirigentes estudiantiles.
5. La Banda
Lo más difícil fue tener que enterrar a compañeros estudiantes, asesinados por la famosa Banda Colorá. Mayra y yo enterramos a uno de los dirigentes estudiantiles secundarios más inteligentes que tenía el PCD de entonces, Arsenio Rosario, un joven brillante. Lo sepultamos en medio de todo el acosamiento de la banda, que nos vociferaban de todo y nos amenazaban. Lo más triste fue cuando fuimos a la casa de Arsenio a buscar ropa para sepultarlo y vimos en la pobreza en que ese muchacho vivía. Nunca nos imaginamos que fuera tan pobre. Él nunca se quejó de nada. Eso despertó en mí sentimientos muy negativos hacia ese grupo de jóvenes tan pérfidos, que le hizo tanto daño a la juventud de ese entonces.
6. A Hungría
Lo más interesante de este viaje fueron las condiciones estudiantiles tan favorables de que disfrutamos Mayra y yo. La solidaridad del pueblo húngaro fue extraordinaria. El idioma era lo más difícil, pero lo aprendimos para examinarnos. Muchos de los exámenes eran orales. Me salvaba porque el latín fue idioma oficial de ese país por muchos años y el español tiene muchas palabras de ese origen. Me fue muy bien en Hungría. Fui estudiante Cum Laude, en mi carrera y en la especialidad, y Summa Cum Laude en el doctorado. Hice la carrera de Economía en la rama de Planificación y en la especialidad de Política Económica. Estudié en la Universidad de Ciencias Económicas Carlos Marx.
7. De vuelta a casa
Mi esposa y yo regresamos al país en 1979. Regresamos porque ella lloraba mucho, pues en eso nos habían ofrecido que presentáramos nuestra tesis para ser miembros de la Academia de Ciencias. Pero ya Mayra tenía más de siete años lejos de aquí y lloraba todos los días porque quería volver a su país. Me convenció y vinimos juntos. De inmediato, participé en dos concursos en la Escuela de Economía y fui a trabajar en Inespre, ahí duré cerca de dos años. Hasta que ingresé a la UASD como profesor viajero. Iba a San Francisco de Macorís. Fui miembro del Centro de Estudios de la Realidad Social Dominicana. Luego me hicieron un contrato a tiempo completo para que me quedara trabajando en la universidad, y me quedé.
8. Siempre ganaba
Tuve mi primer gran dilema cuando se tenía que elegir al coordinador de cátedras. Quería seguir mi vocación de investigador, pero había un gran vacío en la universidad, pues la mayoría de los profesores de la UASD eran perredeístas y se habían ido a trabajar al gobierno. Entonces me ofrecieron de inmediato que fuera coordinador de cátedras. Gané sin oposición, duré tres años en esa posición. Luego, aspiré a la dirección de la escuela, gané sin oposición, después me lancé a vicedecano y gané. Siempre ganaba. Después me presenté como candidato a decano de la Facultad de Ciencias Económicas, gané, me repostulé, volví y gané y después me lancé como candidato a rector y gané. Fui rector desde el año 1996 hasta el 1999. Es decir, que me convertí en rector después de 17 años de carrera docente, administrativa.
9. Un excelente equipo
En la rectoría conté con un equipo financiero de primera, como Nioves Acosta y Fernando Núñez Llano, así como quienes conformaban el equipo financiero, que me ayudaron a superar esa crisis. Nosotros encauzamos la universidad por la planificación, aplicamos los principios básicos de la planificación estratégica, y mientras todo el mundo estaba pensando en crisis ya nosotros estábamos metiendo a la universidad en el camino de la planificación. Los estudiantes se portaron muy bien, en ese momento los encabezaba Robert Polanco. Cuando hicimos el diagnóstico de lo que requería la universidad, hicimos una lista de prioridades, de objetivos alcanzables y en base a eso hicimos el plan de trabajo de los tres años de nuestra gestión. También contamos con un excelente equipo de vicerrectores; en la parte docente Iván Brugal Velázquez, Daniel Guerrero, en investigación y postgrado, Idalia Acevedo, que dirigió toda la actividad de investigación, y Nora Nivar, una excelente maestra.
10. Esposo, padre y exrector
Conocí a Mayra Brea José siendo dirigente estudiantil. Ella, en la secundaria, era una dirigente estudiantil muy activa. Ella entró a formar parte del grupo al que yo pertenecía, que era el Comité Universitario Julio Antonio Mella. Ahí nos conocimos y nos enamoramos. Nos casamos, un día antes de irnos becados a Hungría. Vamos a cumplir este año 45 años de casados. Tenemos tres hijos, dos varones y una hembra. Los tres profesionales. Del primer hijo ya tenemos dos nietas y viene otro nieto en camino, y próximamente se casará otro de nuestros hijos. Mi esposa y yo trabajamos juntos. Trabajamos cuatro temas, Tendencias Mundiales de Desarrollo, Violencia, Economía Dominicana y Educación Superior. Imparto clases en postgrado; por eso, después de la rectoría volví a la normalidad. En realidad salí muy estresado de la rectoría, la palabra estresado no la entendía hasta que salí de esa posición. Todos los días era un problema nuevo. Los partidos políticos de la oposición utilizaban el escenario de la UASD para hacerle daño al gobierno de turno. Cuando salí fue que me di cuenta del estrés que tenía, porque quería seguir haciendo lo mismo, levantándome a la misma hora, trabajando el mismo número de horas. Todo eso me provocó un infarto y me operaron en Estados Unidos, me colocaron tres bypass. Después de esa operación he continuado mi vida de forma normal, he seguido todas mis actividades. Lo primero que hice fue retomar la fase de investigador.
Una gestión y muchas dificultades
“Heredé una situación financiera muy difícil. A uno no le gusta escarbar mucho en el pasado, pero la verdad es que era una situación financiera muy difícil. Recuerdo que estábamos a 28 de febrero y los profesores no habían recibido su salario, y no tenían esperanza porque ya se había consumido la subvención de ese mes. Le debíamos a todo el país, incluso el rector de entonces había amenazado con renunciar en el mes de diciembre. Ese fue nuestro primer problema. Tenía una idea de la crisis, pero hasta que no me posicioné como rector no conocí la realidad. Tuve la suerte de que me rodeé de un equipo de profesionales muy bueno. Era la última etapa del Gobierno de Balaguer, que era muy difícil para entregar los recursos, pero yo conseguí algunas facilidades con algunos funcionarios de su gobierno. Por ejemplo, en el Banco de Reservas estaba Roberto Saladín, que se portó con nosotros de una forma extraordinaria. Teníamos que pagar amortizaciones e intereses que se llevaban más de una tercera parte de la subvención mensual de la universidad y él nos dio una moratoria por seis meses. Balaguer nos ayudó con muy poco, frente a una crisis tan grande nos dio 10 millones de pesos, y yo creí que eso era mensual, pero fue por los seis meses. Salí a denunciar la crisis que encontré y la gente no lo podía creer. Si yo quería poner un anuncio en el periódico para que los estudiantes se inscribieran, no podía, porque le debíamos a todos los medios de comunicación; no podía hacer un acto en ningún hotel, porque le debíamos a todos los hoteles, no podíamos enviar a reparar una silla, porque les debíamos a los astilleros nacionales, no podíamos comprar comida para los comedores, porque les debíamos a los suplidores. En verdad que fue una situación muy difícil, pero la superamos. Yo diría que uno de nuestros grandes logros fue sanear las finanzas de la universidad. A partir de septiembre de ese año, todos los servidores universitarios lograron cobrar, y desde entonces la universidad paga religiosamente antes del 25. Los que me siguieron continuaron con la práctica de pagar puntualmente. El segundo gran logro es que fui el primer economista que llegó a la rectoría, por lo tanto no podía fallar en la solución de los problemas financieros de la UASD, eso fue posible gracias al equipo que conformamos. A la UASD le hace falta comprensión, que los gobiernos comprendan que esa universidad no puede continuar con ese presupuesto tan pírrico. La universidad no se puede manejar con tantas precariedades. No se ha entendido que la universidad requiere el uno por ciento del Producto Interno Bruto”.
Fuera del país
“No terminé la carrera de Química porque me fui a Hungría, en el año 1972. Allí cursé la carrera completa de Economía, la especialidad y el doctorado”.
Recursos
“La universidad no se puede manejar con tantas precariedades. No se ha entendido que la UASD requiere el uno por ciento del PIB”.
Dolor
“Lo más difícil fue tener que enterrar a compañeros estudiantes, asesinados por la famosa Banda Colorá, como el compañero Arsenio Rosario”.