Desde niño estuvo vinculado a la vida religiosa, pues era monaguillo de la Iglesia del Carmen, donde creció y fue descubriendo su talento para la música.Desde el año 1952 se ha desempeñado como Maestro de Capilla de la Catedral Primada de América y en 1988 fundó el coro de esa entidad, una agrupación integrada por 144 voces, que ha desfilado por diferentes escenarios, donde ha causado las mejores impresiones.
En lo personal, José del Monte es un hombre feliz, entusiasta y espontáneo.
Muy joven descubrió su vocación por la buena música, pero también a temprana edad encontró el amor en la compañía de Milagros, con ella compartió 49 años y 10 meses de matrimonio, juntos dieron vida a dos hijos.
Una noche de diciembre, Milagros partió para siempre, dejándolo muy solo y triste, pero con casi medio siglo de recuerdos junto al amor de su vida.
El maestro Del Monte, expone una parte de sus vivencias, dentro y fuera de los escenarios, en las distintas posiciones públicas y privadas que ha ocupado, pero sobre todo, las experiencias acumuladas en el plano personal, tanto las que lo han hecho feliz, como las que lo han hecho sufrir y las que le han servido para hacerlo una persona más fuerte.
1. En la Zona Colonial
Nací en Santo Domingo, Ciudad Colonial, en la Arzobispo Meriño, el 18 de junio de 1935. Realicé mis primeros estudios musicales en la Escuela Elemental, los que continué en el Conservatorio Nacional de Santo Domingo, donde alcancé el título de Profesor de Música en el año 1966. En la Zona Colonial se desarrolló toda mi vida. Soy hijo de Ramón Alberto del Monte Gautreau y de Beturia Emilia Peguero Matos. De padre y madre fuimos seis hermanos. Cuando mi madre murió me quedé prácticamente solo, porque mi padre se casó con otra señora, precisamente de apellido Peguero. Con ella tuvo una hija que murió y un hijo, mi hermano, que es médico en los Estados Unidos, un médico de mucho prestigio, al cual las compañías de seguros prefieren enviarles los pacientes.
2. El niño
De mi infancia recuerdo que cuando la Segunda Guerra Mundial, yo tenía siete u ocho años y nos mudamos en la calle Estrelleta esquina Canela, cerca del cementerio. Yo me subía en una silla para ver hacia el cementerio, y recuerdo que en ese tiempo murió doña Chichita Saviñón, que era la esposa del dueño de la Lotería Nacional, y cuando yo veo el carro fúnebre, que lo llevaban tirado por caballos, y vi que depositaron ese cadáver en la fosa y comenzaron a ponerle tierra, que yo escuchaba el golpe de las piedras sobre el féretro, a mí me dio un ataque.
3. Cantante
Estudié en la Escuela Luisa Ozema Pellerano. A los 13 años yo cantaba, con una voz que se llama Tiple, que es la voz de los niños. Cuando por primera vez trajeron a la catedral una imagen de la Virgen de Fátima, yo estaba con el padre Peña, en el órgano de arriba cantando con el coro, y la vocecita mía se escuchaba por encima del grupo. Cuando bajé habían unas doñas esperándome y comenzaron a hacerme cariños porque yo era un niño chiquito y flaquito.
4. Un pacto
Conocí a Milagros, con la que más tarde me casé, al lado de la Iglesia del Carmen, ahí ella vivía. Había un muchacho que estudiaba ingeniería y una noche yo estaba conversando con él y ella iba pasando, ella lo saludó y eso a mí me impactó. Le pregunté al muchacho que si él estaba enamorado de ella, y me dijo: “Bueno…, sí”. Entonces le dije que hiciéramos un pacto. Le dije: “Te voy a dar 15 días para que te la consigas. Si a los 15 días no te la has conseguido, tú me das 15 días a mí, para ver si yo me la consigo”, pero doña Alicia, la madre de ella, que va a cumplir 106 años, hacía una Hora Santa todos los jueves en su casa, y yo era el que iba a cantar. Es decir, que a él le tocaban sus 15 días, pero yo iba a cantar a la casa de ella.
5. ¡Aprobado!
Un día llegué a la casa de Milagros, y le iba a dar un besito, pero ella me detuvo porque su madre estaba ahí. Entonces le pregunté que qué pasaba, y me dijo: “Todavía yo no soy tu novia”. Le dije: “Ah no, tú veras ahora”, llamé a doña Alicia, pensando que ella no estaba ahí, porque no vi la guagua, pero en eso, se abrió la puerta de su habitación y me dice: “Dígame José”. “Yo quiero hablar con usted”, le dije. Me invitó a pasar. Resulta que los domingos después de la misa, Papito y yo, que era el esposo de doña Alicia, nos bebíamos par de cervezas, es decir, que ya éramos amigos. Entonces, le dije a doña Alicia que quería que ella me permitiera visitar la casa como enamorado de Milagros. Esa señora se paró y me dijo: “Tú estás muy desacreditado por aquí. A ti te gusta ir a las casas a pedir a las muchachas y después relajarlas. De mí no se burla nadie”. Pero cuando ella se incomodó, fue cuando le dije que yo no le estaba ofreciendo matrimonio, que solo le estaba pidiendo amores. En eso entró Papito y preguntó que qué yo hacía en su habitación, y ella le dijo: “Papito, aunque tú no eres el padre de mis hijas, yo no hago nada si tú no dispones. José me está pidiendo a Milagros”, entonces, Papito dijo: “Si es José, ¡está aprobado!”
6. Un amor para siempre
Milagros y yo nos amamos demasiado. Estuvimos juntos 49 años y 10 meses. Nos casamos el 16 de febrero del 1963, y ella murió el 10 de diciembre de 2012. Para el día de las madres del año siguiente de su muerte, doña Alicia me dijo: “Mi hijo, tú vas a ser mi hijo siempre, tú necesitas una compañera”. Yo le respondí: “Doña Alicia, con Milagros se murieron todas mis ilusiones”. Ella padeció 14 años de Alzheimer, pero me siento muy feliz porque no la abandoné y porque ella me conoció siempre, ni a sus hijos conocía al final, pero yo entraba a la casa cantando: “Dónde está mi novia, dónde está mi amor…”, y ella se volvía loca buscándome. La noche de su muerte, cada vez que ella me daba el besito cuando yo llegaba a la casa, se ponía muy alegre, pero esa noche, cuando me dio el besito, solo lanzó un suspiro. Se estaba muriendo. Tengo dos hijos y cinco nietos. El varón me dio tres nietos y la hembra me dio un nieto y mi única nieta. Mi esposa se llamaba Milagros María Soñé Mercedes, en diciembre cumplió cuatro años de fallecida.
7. La música
Me crié en la Iglesia del Carmen. Cuando mi madre murió, yo tenía 12 años y me quedé con el padre Pérez, porque ya yo era monaguillo. Me dejaron ahí porque la sacristana era una señora muy mayor, para que yo la acompañara. Al final me quedé como sacristán de la Iglesia del Carmen. Frente a la iglesia realicé todos mis cursos. Ahí me hice mecanógrafo, taquígrafo, contador. En la iglesia había un armonio de pedales y acababan de comprar un órgano. El organista tocaba el órgano y yo por las tardes me ponía a aprender, pero cuando me encontraba el padre Pérez tocando en el órgano, me regañaba y me decía que lo iba a dañar, pero yo me las ingeniaba para tocarlo. Una mañana había una misa en honor a una personalidad muy importante que había fallecido y la élite de la época estaba en la iglesia, yo era monaguillo, todavía y el padre Pérez estaba desesperado porque el organista no había llegado. Yo le dije que me sabía la “Marcha Fúnebre” del maestro Ravelo. Para entonces yo tenía 16 años. Él me dijo que tocara y cuando terminé me llevó a la Escuela Elemental de Música, que quedaba en la calle 19 de Marzo, esquina Arzobispo Nouel. La directora de la escuela era doña Elila Mena. Ahí estuve tres años, de ahí pasé al Conservatorio. Así se inició mi carrera musical.
8. Director del Coro Nacional
He sido muy arrojado. Cuando me nombraron director del Coro Nacional, el maestro Manuel Rueda, que era el director del Conservatorio, esa gloria nacional, el artista más completo que ha dado este país, cuando yo salí de la oficina del director de Bellas Artes, Manuel Rueda me insultó y me dijo que yo no podía ser director del Coro Nacional, porque había terminado en el Conservatorio. Yo, que soy un arrojado, le dije que me buscara una pieza para montársela en coro, y él me respondió: “Se la voy a enviar mañana mismo”. Al otro día me envió en alemán, “La Fantasía Coral de Beethoven, para piano, coro y orquesta”. Me trasladé a la embajada de Alemania y pedí que me enviaran a una persona que le enseñara al coro a pronunciar la obra en alemán. El día del primer ensayo, cuando el maestro pidió un receso, Rueda, que estaba sentado en el piano, me miró y me dijo: “No sé cómo lo hiciste, pero está muy bien”. El Coro Nacional fue creado en 1955. Fui el primer solista de ese coro. Fui subcantor, solista, instructor de la cuerda de bajo, asistente del maestro Luis Frías y director. En ese entonces, al principio ganábamos 50 centavos, que nos daban para el transporte. Cuando pasé a director del coro, los cantores ganaban dos pesos, dos y medio los solistas y cuatro pesos los instructores. Durante el gobierno de García Godoy logramos que se les pusiera a todos el sueldo mínimo de la época que eran 60 pesos, y con Joaquín Balaguer lo llevamos a 125. Yo como director, ganaba 300. Duré 14 años como director, hasta que en 1980, fui designado director de Bellas Artes.
9. Otras designaciones
Nosotros creamos los Conciertos de Navidad en el Palacio Nacional. Cuando llegó don Antonio Guzmán al gobierno, todos quedaron felices con el concierto de ese año. El concierto era el 18 de diciembre, a raíz de eso, me designan director de Bellas Artes y más adelante me designó subsecretario de Educación. Recuerdo que jamás don Antonio Guzmán me dijo mi nombre, solo me decía: “Subsecretario”. Cuando Jorge Blanco llegó a la Presidencia, Jaime Viñas Román, rector de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, fue a mi despacho a pedirme que le formara un coro en la universidad, y yo le dije que no, que después de haber sido director del Coro Nacional y director de Bellas Artes, no podía ir a formar un coro en una universidad. Le dije que podía crearle un departamento artístico. Él me dijo que le llevara el proyecto, y cuando se lo llevé, de inmediato me designó. Creamos el departamento y al cabo de un tiempo salí. Después, cuando llegó el arquitecto Bergés como rector, me mandó a buscar de nuevo. Regresé, y ahí estuve hasta el 2002.
10. Un lindo gesto
Cuando yo estaba en Bermúdez, trabajando con los premios El Dorado, Marcio Veloz Maggiolo había hecho un libro titulado “Las Piedras Hablan” y me lo envió para que yo lo viera. Le hice algunas observaciones mínimas y él tuvo la delicadeza y la grandeza de ponerle, autor: Marcio Veloz Maggiolo y José del Monte. El autor era él. l
Grata impresión al pontífice
“Soy el creador de los coros militares. El primer coro militar hizo su debut el 15 de abril 1972. Después, cuando se hizo el primer año mixto de todos los cadetes juntos, yo formé el Gran Coro de Cadetes Mixto, es decir, de las diversas instituciones castrenses. Eso fue en 1972. En el gobierno de Salvador Jorge Blanco, en el año 1984, vino el Papa Juan Pablo II, le hicieron una recepción por la noche, en el Palacio Nacional, una cena, e invitaron el coro de la Academia Batalla de las Carreras. Entonces ensayamos el himno de El Vaticano, el Himno Nacional y dos canciones. Al Papa le encantó ver a 162 jóvenes vestidos de militar cantando canciones a la Virgen, porque cuando asistí a un congreso en El Vaticano, cuando fuimos a saludar al Papa, y yo le dije que era el profesor Del Monte de República Dominicana, el Papa me dijo: “Santo Domingo, el Cardenal Beras. Le recuerdo, los militares!”. Cuando el Papa vino a celebrar la misa en 1992, formamos el coro de las 500 voces, que en realidad eran 602, era por los 500 años del descubrimiento. Participó el Coro Diocesano de Santiago. Cuando terminó la misa, su eminencia, el Cardenal, me mandó a decir que bajara a saludar a Su Santidad, y cuando entré el Cardenal le dijo: “Su Santidad, mi maestro de capilla” y el Papa le respondió: “Los militares!!!”. Esa fue su reacción. Es decir, que yo no sé qué impresión tan grande le causó a ese hombre, ver aquí esa cantidad de jóvenes militares cantándole a la Virgen.
Familia
Tengo dos hijos. El varón me dio tres nietos y la hembra me dio un nieto y mi única nieta. Mi esposa se llamaba Milagros María Soñé Mercedes, en diciembre cumplió cuatro años de fallecida.
Amor
Mi esposa padeció 14 años de Alzheimer, pero me siento muy feliz porque no la abandoné y porque ella me conoció siempre, ni a sus hijos conocía al final. Estuvimos juntos 49 años y 10 meses.
Coro Nacional
Fui el primer solista del Coro Nacional. Fui subcantor, solista, instructor de la cuerda de bajo, asistente del maestro Luis Frías y director”.
Atrevido
Cuando el padre Pérez me encontraba tocando en el órgano, me regañaba y me decía que lo iba a dañar, pero yo me las ingeniaba para tocarlo”.
Monaguillo
Me crié en la Iglesia del Carmen. Cuando mi madre murió, yo tenía 12 años y me quedé con el padre Pérez, porque ya yo era monaguillo”.
Dirección
Duré 14 años como director del Coro Nacional, hasta que en 1980, fui designado director de Bellas Artes. El Coro Nacional fue creado en 1955”.