Roberto Reyna: “Mi mayor logro fue la modernización de la UASD”

Durante los tres años que se desempeñó como rector de la UASD, Roberto Reyna se entregó por completo a su rol, a tal punto que se excusó con su hija menor, quien para la fecha contaba con ocho años de edad, pues durante esos 36 meses no podría&#823

Durante los tres años que se desempeñó como rector de la UASD, Roberto Reyna se entregó por completo a su rol, a tal punto que se excusó con su hija menor, quien para la fecha contaba con ocho años de edad, pues durante esos 36 meses no podría llevarla al colegio como lo hacía cada mañana. Al asumir sus funciones en la rectoría le dijo a su familia: “Para esta misión, solo tengo tres años, por lo tanto dedicaré cada segundo, minuto y hora del día a ejercer esas funciones”, en el entendido de que tres años no eran suficiente tiempo para desarrollar su plan de trabajo.

Haber ocupado la rectoría de la UASD, representó un gran honor, sin embrago, no aspiraría nuevamente a esa posición, pues considera que “las condiciones para llegar a esa posición que existen hoy no se corresponden con mis valores”.

1. De Salcedo
Nací en Salcedo el 22 de noviembre de 1957, es decir que este año para mí tiene un significado muy especial, porque alcanzo mis 60 años. Pertenezco a una familia de 11 hermanos, de los cuales soy el número ocho y uno falleció. Mi madre, Violeta Tejada, enviudó en dos ocasiones. A la edad de 24 años enviudó teniendo cinco hijos, viviendo en un campo de Salcedo, que se llama Ojo de Agua, muy cerca de la casa de las hermanas Mirabal, en el fundo de los Pichardo. Su primer esposo se llamaba Ramón Pichardo, con él tuvo cinco hijos. Imagínate, una mujer de 24 años, joven, hermosa, era una tentación. A los cuatro o cinco años, se mudó de Ojo de Agua para Salcedo y se casó con mi padre, Antonio Reyna. Un agricultor sin tierra, a quien ella se ocupó de alfabetizar. De ahí me viene la preocupación y el compromiso por la alfabetización y la educación.

2. El papel de la madre
Nuestra familia está muy marcada por el papel de la madre, por tratarse de una mujer que enviudó muy joven, dos veces. Su primer esposo murió a los 31 años y el segundo, mi papá, murió de 41. Recientemente hicimos la fotografía de nuestra madre con los 10 hijos que quedamos vivos, porque uno de mis hermanos, a la edad de 67 años, murió asesinado por la bala perdida disparada por un borracho. Él regresaba de un culto religioso acompañando a unos amigos y esa bala perdida lo mató. De eso van a ser siete años. Una vez al año nos reunimos todos.

3. La falta del padre
Para nosotros la pérdida de nuestro padre fue un momento duro. Como tú comprenderás, al momento de mi padre morir en el año 1971, yo recién había cumplido los 14 años. Él murió la madrugada del 24 de diciembre, al amanecer del 25. El primer esposo de mi mamá murió un 31 de diciembre, al amanecer del día primero. Las navidades de nosotros han estado asociadas a esos recuerdos tan fuertes. Para ese momento, ya se habían ido de la casa, Pedritín, Haydée, Ramón Arturo y Diego. Tres de ellos se habían casado, dos de mis hermanos de padre y madre estaban estudiando en Santo Domingo, y yo quedaba como el mayor de la casa. Eso significó un acompañamiento a mi madre y a mis hermanos pequeños. A los 14 años, ya yo era un hombre comprometido, con responsabilidades políticas. En Salcedo teníamos problemas con el arreglo de las calles y con la falta de agua. Esa era parte de mi lucha.

4. Una lesión
En Salcedo, yo había casi perdido un ojo, a la edad de 12 años, antes de la muerte de mi padre. Mi pueblo, siempre ha sido un pueblo rebelde y cada 28 de abril, era un día de mucha protesta, en repudio a la invasión norteamericana. Esa noche, mi padre le dijo a mi madre que no dejara salir a ninguno de nosotros de la casa, pero yo le dije a mi mamá que esa noche tenía examen y que necesitaba irme a estudiar a casa de unos amigos, y cuando salía de la cada de esos amigos, cruzando la esquina de camino a mi casa, un comando revolucionario había decidido lanzar una bomba de fabricación casera contra una fábrica de blocks, pero la bomba se enredó entre unos alambres y cayó sobre mis pies. Sufrí una herida en la mano y otra en la cabeza. Tengo un plomo alojado en la cabeza. Perdí la visión del ojo izquierdo en un 95 por ciento.

5. Otra mudanza
Luego de la muerte de nuestro padre, mi madre decidió que no se quedaría en Salcedo. Nuestro hermano menor tiene síndrome de Down y en la región del Cibao no había un centro educativo para educarlo, entonces mi madre dijo que había que buscar dónde educarlo y por eso vino a la capital a buscar la educación de mi hermano Daniel. Ella lo trajo a Rehabilitación, y Daniel es un ejemplo de qué puede hacer la educación y la familia, cuando esa familia tiene la educación y la formación necesaria para conducir a una persona con capacidades especiales. Así vinimos a la capital. Eso, para mí significó un desarraigamiento grande, dejar mi novia, mis amigos, mis luchas, donde ya yo era un líder, ya yo decía mis discursos, y venir a la capital que me resultaba enorme.

6. Una vida nueva
En la capital, pasé del Liceo Emiliano Tejera, en Salcedo, donde hice la intermedia y el primer curso del bachillerato, porque el segundo curso del bachillerato lo hice libre, porque un amigo me invitó a que lo acompañara a hacer un curso libre con él. Él era mayor que yo. Aquí vine, entonces, al Liceo Juan Pablo Duarte, porque nosotros nos mudamos a Villas Agrícolas. Mi padre nos había dejado de herencia unos carnets de sacar billetes de la Lotería para dárselos a los billeteros para que los vendieran. Entonces mi mamá los vendió y compró una casita en 3, 400 pesos, en Villas Agrícolas. Fue duro comenzar de nuevo, hacer nuevos amigos. Me organicé en la UER en el Juan Pablo Duarte y así reinicié mi carrera de dirigente estudiantil en la secundaria.

7. El universitario
Yo tenía 16 años cuando me matriculé en la UASD. Desde mis tiempos de estudiante del liceo apoyé las luchas de la universidad. De hecho, estuve en un claustro, en solidaridad, condenando la ocupación militar de 1973. Yo estaba en la secundaria, pero me integré a esa lucha. Es decir, que era muy difícil que me matriculara en otra universidad. De inmediato me integré al Grupo Fragua. Según la orientadora, podía estudiar Derecho o Sociología, pero me decidí por la Sociología, porque entendía que representaba un soporte mayor para mi formación política. Fue una época hermosa, donde entras como un muchacho y sales convertido en un hombre. Por más deficiente que sea la formación y por menos que se aproveche el tiempo que pasa en la universidad, alguna huella queda de ese paso por la universidad. Fue una experiencia maravillosa.

8. Algo inesperado
Nunca me imaginé que podía llegar a rector de la USAD. Todavía en el año 1996, cuando aspiré por primera vez a vicerrector docente y no fui favorecido con el voto, aspirando a esa posición, no me sentía en una carrera hacia la rectoría. Los valores en que me formé se fundamentan en la entrega sin compromiso, sin esperar recibir. Entonces eso hizo que la carrera mía en la universidad se desarrollara como en un dar, un dar y un dar, sin que tuviese una aspiración inmediata. Transité un largo camino desde distintas posiciones en la universidad. Entré como ayudante de profesor en 1979, y en el 1981 ya era profesor. Es una carrera de 38 años. Como docente, viajé 10 años a Barahona, me iba todos los viernes a impartir docencia. Fui profesor de postgrado en San Juan, en San Francisco y en Santiago, coordinador de cátedras. Había sido director de Bienestar Estudiantil en 1993; en el 96, durante un año, fui director de la Oficina de Personal Académico. Todo eso me fue formando para convertirme en rector de la UASD, y qué bueno que fue así. Yo quisiera que siempre que se elija a un rector se elija a una persona con esa trayectoria, que tenga ese compromiso. Siento que la misma UASD me fue preparando para convertirme en su rector. La UASD es un universo.

9. En la rectoría
Uno de los logros importantes de mi rectoría fue el de la internacionalización, alcanzada con el apoyo del Presidente Fernández, cuando me integró en sus agendas y me permitió que en sus recorridos en el exterior firmara importantes acuerdos en nombre de la UASD, en los que en varios casos tuvimos la honra de tenerlo como testigo, junto a doña Ligia Amada y la Primera Dama; tales fueron los casos de las firmas de acuerdo con universidades de Londres y Cambridge en Inglaterra, en varias universidades de Taiwán y Corea del Sur. De la mano del empuje modernizador de la UASD, que en un momento de mi gestión llegó a tener 15 obras de infraestructura en marcha y el apoyo financiero para el desarrollo de la plataforma tecnológica que migró los procesos manuales a digitales y en tiempo real. Logré la realización en el país de importantes reuniones de organismos de rectores y de universidades, tales como la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), de la cual tuve la honra de ser elegido como su presidente, honor que sólo había tenido el rector Kasse Acta en el año 1970. Logramos reunir al Consejo Superior de Universidades de Centroamérica (CSUCA), organismo en el que conseguimos cambiar su estatuto para que una universidad, fuera de su territorio, en el Caribe, la UASD, fuera miembro, lo cual fue ratificado en gestiones posteriores, y hoy, incluso, su Presidente actual es el rector de la UASD. Tuve la honra de que ambos organismos decidieran sesionar durante la semana en la que hice entrega de la rectoría a mi sucesor, como una muestra de apoyo, que nunca olvidaré. Durante mi periodo al frente de la UDUAL se aprobó la creación de la Red Internacional de Evaluadores, que hoy ha conducido el primer proceso de acreditación de la UASD y ha formado a cientos de expertos en acreditación de la educación superior.Otros dos organismos regionales de universidades, a nivel internacional, en los que desempeñé su vicepresidencia fueron la Red de Macrouniversidades Públicas de América Latina y el Caribe, que reúne a las IES públicas con más de 60 mil estudiantes y la Organización Universitaria Interamericana (OUI) que integraba a universidades de Latinoamérica sino también de Estados Unidos y Canadá..

10. Vida familiar
Gran parte de mi familia ha estado vinculada al ejercicio del magisterio. Mi abuela materna fue maestra, siempre me contaba con orgullo que en el tiempo en el que el gobierno de ocupación norteamericano ordenó cerrar muchas escuelas, por razones de presupuesto, ella se negó y siguió trabajando sin recibir el salario, recibiendo contribuciones en especie de parte de las familias de los alumnos. Tengo cuatro hijos, tres de mi primer matrimonio y una del segundo. La mayor se llama Patricia Minerva, el segundo Roberto Amaury, el tercero es Alexis. Con mi esposa actual, Socorro María, procreamos a Violeta.

Logros: Dentro y fuera de la USAD

Llegar a la rectoría de la UASD representó una gran oportunidad de servir a la universidad desde su lugar principal. Asumí esa responsabilidad con mucha humildad. Mi mayor logro desde la rectoría es la modernización general de la universidad. Otro de los logros importantes de mi rectoría fue el de la internacionalización, alcanzada con el apoyo del Presidente Fernández, cuando me integró en sus agendas y me permitió que en sus recorridos en el exterior firmara importantes acuerdos en nombre de la UASD, en los que en varios casos tuvimos la honra de tenerlo como testigo, junto a doña Ligia Amada y la Primera Dama; tales fueron los casos de las firmas de acuerdo con universidades de Londres y Cambridge en Inglaterra, en varias universidades de Taiwán y Corea del Sur. En un momento de mi gestión, la UASD llegó a tener 15 obras de infraestructura en marcha y el apoyo financiero para el desarrollo de la plataforma tecnológica que migró los procesos manuales a digitales y en tiempo real, logré la realización en el país de importantes reuniones de organismos de rectores y de universidades, tales como la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) de la cual tuve la honra de ser elegido como su presidente, honor que sólo había tenido el rector Kasse Acta en el año 1970. Logramos reunir al Consejo Superior de Universidades de Centroamérica (CSUCA), organismo en el que conseguimos cambiar su estatuto para que una universidad, fuera de su territorio, en el Caribe, la UASD, fuera miembro, lo cual fue ratificado en gestiones posteriores; y hoy, su presidente actual, es el rector de la UASD. Tuve la honra de que ambos organismos decidieran sesionar durante la semana en la que hice entrega de la rectoría a mi sucesor, como una muestra de apoyo, que nunca olvidaré. Durante mi periodo al frente de la UDUAL se aprobó la creación de la Red Internacional de Evaluadores, que hoy ha conducido el primer proceso de acreditación de la UASD y ha formado a cientos de expertos en acreditación de la educación superior. Otros dos organismos regionales de universidades, a nivel internacional, en los que desempeñé su vicepresidencia, fueron la Red de Macrouniversidades Públicas de América Latina y el Caribe, que reúne a las IES públicas con más de 60 mil estudiantes y la Organización Universitaria Interamericana (OUI) que integraba a universidades de Latinoamérica sino también de Estados Unidos y Canadá.

Huella
Por más deficiente que sea la formación y menos que se aproveche el tiempo que pasa en la universidad, alguna huella queda”.

Sociólogo
Según la orientadora, podía estudiar Derecho o Sociología, pero me decidí por la Sociología. Fue una época hermosa”.

Docente
Como docente, viajé 10 años a Barahona a impartir docencia. Fui profesor de postgrado en San Juan, en San Francisco y en Santiago”.

Labor
Había sido director de Bienestar Estudiantil en 1993; y en el 96, durante un año, fui director de la Oficina de Personal Académico”

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