Celeste Yanet Jiménez Cabral es directora de la Dirección Especializada de Atención a la Mujer y Violencia Intrafamiliar desde el año 2020
Celeste Yanet ingresó a la Policía Nacional en 1993 y no ha abandonado sus filas hasta hoy cuando ostenta el grado de general. Durante tres décadas, volcó su empeño en hacer de la institución un instrumento del respeto a los derechos ciudadanos y un ejemplo de eficiencia en la preservación de la integridad de las mujeres en riesgo de violencia de género e intrafamiliar
Seducida por el efecto transformador de la educación, por los cursos que imparte han pasado a través de los años miles de oficiales y miembros del cuerpo policial. Participó en la formulación y redacción de los reglamentos para la incorporación de las mujeres como cadetes a la academia de la Policía y las instituciones armadas.
1. De familia tradicional
Vengo de una familia tradicional, Mi madre Celeste Aurora Cabral y mi padre Vinicio Antonio Jiménez Guridi, ambos fallecidos, eran padres tradicionales de su época. No me gusta hablar en pasado de ellos porque todavía siento que siguen vivos en mis sentimientos, en mi formación, en mi prudencia, incluso son para mí mis referentes. Personas de muchos valores tradicionales, de una familia formada en el diálogo, en el comer en la mesa, en las buenas costumbres. Vengo de una familia humilde, me crié con el comedimiento de la época, en mi casa se comía lo que había, papá era un hombre honesto, en mi casa nunca vi un cobrador, mi madre era una especie de sabiduría con inocencia, de comportamientos finos, de mucha formación de hogar, una mezcla tan especial que puedo decir que todavía sin contar con su presencia física, es mi mejor amiga. A mis padres les debo la vida. Somos 5 hermanos, cuatro hembras y un varón, somos como los mosqueteros, uno para todos y todos para uno. Doy muchas gracias a Dios porque puedo contar con una familia con altos valores, con motivo de gran inspiración para mi persona”.
2. Con cuidados especiales
De niña era asmática, en buen dominicano me apretaba y eso conllevó a que mamá me cuidara con delizadeza. Tenía una hora para bañarme, lo que iba a comer, el tipo de oficio, incluso lo compartía conmigo. Si tenía que fregar, para que no tocara el jabón ella fregaba y yo los enjuagaba. A la fecha no sé planchar, porque el vapor me ponía mal, pienso que eso creó un vínculo muy especial con mi madre. No tuve esa oportunidad de brincar y saltar mucho, aunque me encantaba jugar pelota, pero no me dejaban. Como tenía tías maestras, mi entretenimiento era la lectura, ellas me llevaban libros y los leía. Así pasé mi niñez, leyendo mucho, hacía actividades manuales como bordado, coser, tejer, entre otras que no afectaran mi salud, pero aun así tuve una niñez muy bonita. Pensar en ella me llena de alegría, de nostalgia y de bonitos recuerdos”.
3. Las masitas que hacía la abuela
Mi abuela Angélica Guridis hacía masitas, conconetes, me acuerdo de esos olores, me alegran el alma. Ella fue también un personaje determinante para mí. Como vivía cerca de la casa, en las tardes, ya de adolescente subía donde ella a peinarla, tenía un cabello suavecito como una seda. Ella cocía, tostaba café, hacía toda clase de dulces típicos para vender, producía recursos para apoyar a sus nietos, nos daba nuestros chelitos. De hecho cuando me inscribí en la UASD donde estudié Arquitectura, me prestó 75 pesos para que me matriculara, soy matrícula 83. A pesar de que vivíamos en la capital, en el patio tenía una especie de conuco con guandules, ñame, y otros víveres. A veces hacía unos sopones de arroz con guandules que pensar en eso me da como nostalgia de alegría”.
4. Sus estudios
Inicié mis estudios en una escuela en San Carlos, vivíamos en ese sector, pero me tuvieron que sacar porque me apretaba, entonces mi padre me alfabetizó y prácticamente me formó hasta que entré de nuevo a la escuela, recuerdo que cuando me evaluaron llegué al tercer grado, fuera incluso de mi edad. En la Escuela Fidel Ferrer tenía una tía que era maestra, siempre fui estudiante meritoria, bueno era lo único que podía hacer. Terminé el bachillerato en el Colegio San Antonio en Los Alcarrizos, era de monjas y curas, ahí participaba en el coro de la iglesia, en las actividades patrias, de esa época tengo algunos escritos que espero publicar en un libro. También, asistía a una parroquia en el Barrio Enriquillo, a otra en Las Caobas, pero además venía a la de Don Bosco. Luego me congregaba en la iglesia de Los Prados y actualmente pertenezco a la iglesia evangélica Ríos de Restauración y Avivamiento”.
5. Experiencia extraordinaria
Me gradué de Arquitecta en febrero de 1990. Después que terminamos el pensum y presentar la tesis, que fue calificada una vez, la tuvimos que presentar tres veces. Resulta que a raíz de las intervenciones urbanísticas que se hicieron en Villa Juana, se hicieron alternativas urbanas que es en mi área de especialidad, donde la erradicación de poblaciones no fuera la solución, sino que se pudieran quedar en su entorno con una mejora de la infraestructura para desarrollarse. Como fue una innovación nos hicieron presentar la tesis a otras autoridades, luego a otras, la tuvimos que presentar tres veces, pero tuvo una buena calificación porque nos pusieron un 96”.
6. Llegada a la Policía
Para 1992, la Policía Nacional tenía una importante reforma educativa, una amiga ingeniera me preguntó si me gustaría dar clase en la academia y le dije que sí. Ingresé en 1993 como docente, siendo muy jovencita, allí impartía las asignaturas de Matemáticas e Historia del Arte. De alguna manera me hice parte de la historia de transformación del diseño curricular, de la identidad de la academia de la mano del mayor general Marte Martínez que era el director en ese momento y luego fue jefe de la Policía. Al cabo de un tiempo, mi dedicación y enamoramiento por la policía no tenía precedentes, es una institución que cuando uno entra, no le queda más remedio que enamorarse de ella, te permite servir, desarrollarte. Solicité ser activa de la institución, como era profesional, en esa época cuando se tiene un título te hacían oficial, y así entré y desde ahí he sido policía 100% a tiempo completo, dedicada a la buena actuación en el servicio y a la innovación dentro de la institución”.
7. Experiencia fantástica
Hice una maestría en Gestión Universitaria en la Universidad de Alcalá, España. Fue una experiencia extraordinaria, uno hace como estudio comparado, puede en la medida en que tiene la oportunidad replicar buenas prácticas y aquí hemos hecho ejercicio de ellas, porque también la maestría incluía la parte gerencial, pero también ayuda a valorar lo que uno tiene. Eso fue en 2010. El país y la institución se vieron inmersos en unos mecanismos de modernización administrativa, donde pudimos aportar esos conocimientos. Participé en la formulación y redacción de los reglamentos para incorporar a las mujeres como cadetes a la academia de la Policía y las instituciones armadas, he sido docente en todas las instituciones armadas, digerirlo tomó tiempo, pero hacerlo no, porque fue prácticamente una decisión estratégica del gobierno del entonces presidente, ingeniero Hipólito Mejía. Ahora digerirlo, defenderlo, organizarlo, mantenerlo y que produzca el impacto que ha tenido, ese sí ha sido el desafío, porque indiscutiblemente trabajamos en una entidad estereotipada para hombres, querer negar eso es ser hipócrita. Tengo el ejercicio de participar de otras profesiones estereotipadas para hombres que es la Policía Nacional, una de las instituciones más abiertas a la participación de la mujer. Hoy en día tenemos en las instituciones armadas más de 20 mil mujeres trabajando para la patria”.
8. Desafío
En 2020 pasé a ser directora de la Dirección Especializada de Atención a la Mujer y Violencia Intrafamiliar, siendo coronela en ese momento. A partir de ahí y con un empuje importante del Plan Estratégico de una Vida Libre de Violencia esta dirección se ha fortalecido por mandato del señor presidente constitucional y ha sido parte de los indicadores que maneja la estrategia nacional de seguridad ciudadana, porque la violencia es el segundo delito más cometido en el país y en sentido general es una violación extrema a los derechos fundamentales de un ser humano. Ese fortalecimiento ha consistido en su presencia a nivel nacional, que antes no lo tenía. Hoy en día tenemos 20 oficinas a nivel nacional, más la sede central. No teníamos personal suficiente para el servicio, hoy en día en la mirada y dirección de nuestro director general de la Policía Nacional la dotación de personal es una actividad que se da con frecuencia con toda la provisión que se requiere para dar un servicio de calidad. Es una dirección que también tiene una mirada especial en el tema de la transformación de la Policía Nacional por el carácter humanista que representa, por el impacto que tenemos en las acciones preventivas para la convivencia pacífica, para la resolución alternativa de conflictos que afortunadamente tiene una mirada especial en la política pública y en el entramado de la ruta de atención que tiene que tener la violencia. Hasta ahora exhibimos resultados importantes, trabajamos tres ejes particularmente: Uno de atención donde damos protección, visitas a las viviendas, hospitalarias, rescate de mujeres y de su familia hasta protección de custodia policial en caso muy extremo, todo en acompañamiento del Ministerio Público”.
9. Compromiso
El año pasado rescatamos más de 27 mil mujeres y a sus familias, y cada día podemos ver esas mujeres que trabajan en esta dirección con una determinación y un compromiso que me enorgullece. Poderles servir a mis homólogas mujeres desde esta función es una determinación y un compromiso que hay que vivirlo para valorarlo. Hemos tenido resultados muy importantes para la disminución de la impunidad en lo que a la Policía Nacional se refiere que es la ejecución de órdenes de arresto. Cerramos todos los meses entre un 75 y un 80%, que eso es muy alto, y tenemos el otro eje que es el que tiene que ver con prevención y comunicación con la comunidad. Nos movemos de grupos de interés educativo, gremial, empresarial, de coordinación, tenemos unas once temáticas de acciones formativas tanto para la comunidad como para los miembros de la Policía en cuanto a la prevención de violencia, crianzas positivas, bullying, violencia en el noviazgo, protección de la niñez, contra el acoso, delitos sexuales, entre otros”.
10. Su hijo, alegría extraordinaria
Tengo un hijo, se llama Emmanuel, es un joven de muchos valores, es ingeniero, también tengo una nieta que se llama Montserrat, va a cumplir un año. Mi familia es uniparental, la palabra madre soltera la saqué de mi vocabulario e invito a las mujeres a que también lo hagan, uno no es madre soltera, eso no es un estatus civil, una es madre y ya. Crié a mi hijo en medio de mi desarrollo profesional, como policía, la responsabilidad de su cuidado dependía de mí. Cuando salí embarazada fue una alegría extraordinaria y la decisión de tenerlo la mantuve, la decisión de la vida la tenemos las mujeres, es una gracia y una virtud que Dios nos otorgó. Como sabía coser y bordar, le hice sus sabanitas, las bordé, disfruté mi embarazo, su nacimiento, su niñez, su crianza… Recuerdo que trabajaba en una empresa de arquitectura y cuando llegaba a la casa después de las 5 de la tarde encontraba a mi hijo llorando con mi foto abrazada, siempre hemos tenido una relación bonita, él es mi apoyo y yo su soporte en todo lo que hacemos. Jugamos dominó, vemos películas, hacemos chistes como todo ser humano. Es importante que la sociedad se dé cuenta de que las personas de uniforme somos seres humanos con sentimientos, con una vida funcional, con alegrías y tristezas, con alzadas y caídas”.
Reconocimiento a su arduo trabajo
“La Medalla al Mérito creo que es un reconocimiento hacia el desempeño en esta función, el impacto que esta función ha producido. Entonces cuando llevamos eso al plano personal da satisfacción por donde quiera, eso da alegría. Todavía en el ámbito familiar este reconocimiento es una gran alegría, como cuando me ascendieron a general. Es como una recompensa a la ausencia, a veces hasta al descuido y a veces hasta el mismo deterioro que se sufre en lo personal por el esfuerzo, por las horas de trabajo. A partir de ahí he sentido en el comportamiento de mi hijo como una confirmación de que tengo que seguirlo haciendo bien, que no me queda de otra. Entonces en lo institucional, la medalla fue a Celeste Yanet Jiménez, fue una mujer policía, entonces uno representa una clase. Estoy segura de que ese hecho es elemento de inspiración positiva para que muchas mujeres se vean ahí también siendo galardonadas en su momento y luchen por eso, porque es un galardón que usted tiene que dar para que entonces reciba el reconocimiento”.
Orgullo
Mis padres, aunque fallecieron, todavía siento que siguen vivos en mis sentimientos, en mi formación, en mi prudencia, incluso son para mí mis referentes”.
Familia
Mi hijo Emmanuel es un joven de muchos valores, es ingeniero, también tengo una nieta que se llama Montserrat, va a cumplir un año”.
Satisfacción
Poderles servir a mis homólogas mujeres desde esta función es una determinación y compromiso que hay que vivirlo para valorarlo”.