Eleanor Grimaldi Silié representó al país en el Primer Congreso Iberoamericano de Escritores de Libros para Niños en 2002, en Panamá
El deseo más ferviente de Eleanor Grimaldi Silié es ver “mi patria progresar en materia educativa, que los pobres puedan tener acceso a un bienestar humano y social y que los niños puedan disfrutar su infancia”.
Todo ese deseo fue creciendo desde su corta edad, pues a los 13 años tuvo el valor de esconder un arsenal en un armario en la casa que le dieron a guardar unos revolucionarios amigos de la familia.
“A mi corta edad, tenía mucha conciencia política, porque me había educado en un ambiente donde conocíamos el peligro, sabíamos lo que era la dictadura, en mi casa se hablaba mucho de los daños que provocaba esa situación y por el hecho de mis tíos ser abogados estaban bien enterados de todo lo que sucedía en el país”, recordó Grimaldi Silié, quien sueña con que la democracia siga floreciendo en esta “amada tierra de Duarte”.
- De familia extendida
Nací en el barrio de San Carlos, en la calle 30 de Marzo 87, procedo de una familia extendida, cuando los hijos de mis abuelos se casaban vivían en la misma casa, entonces fui de las nietas que me crié con los abuelos maternos. Todos vivíamos en la 30 de Marzo y los que no, vivían en la San Martín, que era la prolongación 30 de Marzo. Me eduqué en un ambiente de lectura y de estudio, todos ejercieron el magisterio, hasta los que son médicos y abogados, esto hizo que me superara y que también contribuyera a que mis hijas se hicieran profesionales. Procedo de una familia de inmigrantes, mi abuelo materno Fermín Silié era cocolo, de San Pedro de Macorís, fue maestro constructor y de artes manuales, leía mucho y se conocía las leyes dominicanas al dedillo. Mi abuela materna Cenobia Gatón era un ama de casa con cualidades excepcionales, cocinaba, tejía, bordaba, crió a sus nietos y tenía una sabiduría natural que refinó con la lectura. Mi abuelo paterno José Grimaldi Caropresse nació en Scalea, Italia, fue militar, un telegrafista durante la primera guerra mundial, tocaba el violín. Vino al país después de la guerra y se casó con una vegana que era mi abuela Mercedes Suriel, quien también ejerció el magisterio. Era una mujer con una dicción clara y muy educada, es decir que heredé el magisterio por todos lados”. - Su primera Comunión
Hice mi primera comunión a los 8 años, ese es un momento inolvidable, de mucha alegría, me sentía una niña muy privilegiada. Recuerdo que fue en la Iglesia de San Carlos Borromeo, ese día mi abuela Cenobia que era una tremenda modista me hizo un vestido precioso, de alforzas, hecho de organdí, aunque no éramos ricos, ella se esmeraba mucho en que sus nietos siempre estuviéramos bien vestidos. Después de terminar la ceremonia nos hicieron un desayuno, pasamos un día bien agradable. Me eduqué en una familia muy cristiana y para mí, la primera comunión fue más importante que el día en que me casé”. - Travesuras sanas
Por las tardes, después de hacer las tareas nos cambiaban de ropa y nos mandaban a jugar a una zona que le decíamos El Parquecito, eran unos solares que estaban detrás del Palacio de Gobierno. Ahí pasábamos las tardes jugando, tumbábamos almendras, hacíamos todo tipo de travesuras… Había una cañada en el lugar donde hoy en día ponen lo tanques de guerra en el Palacio, por ahí nos deslizábamos en yagua, el servicio de inteligencia militar de Trujillo estaba pegadito del Palacio, entonces nosotros nos poníamos a brechar lo que hacían ahí. Recuerdo que uno levantaba al otro para mirar. A veces pienso que si nos hubieran atrapado en eso, quien sabe qué hubiera pasado”. - Hecho impactante
Algo que me impactó mucho siendo muy niña fue cuando los paleros entraron a la casa de mi tío Fernando Silié, padre de mi primo Rubén y realizaron todo tipo de desmanes. Ahí hubo charcos de sangre increíbles, a un periodista que se llamaba Nelson Sánchez que fue director de Última Hora le hundieron la base del cráneo, a mi tío le tuvieron que dar muchos puntos en la cabeza de todos los golpes que le dieron, prácticamente lo dejaron por muerto. Luego lo llevaron al hospital y ahí se rumoreaba que le querían poner la famosa inyección. Cuando eso sucedió, estaba en la casa de mi abuela, como todos vivíamos en la misma calle, sufrimos mucho la persecución, no sabíamos si los iban a matar a todos o solo a mi tío. Eso fue como en el 61, tenía como 10 años, recuerdo que mi abuela estaba desesperada, decía que le iban a matar a su hijo, fue un momento muy difícil. Un momento inolvidable fue que a pesar de que tenía poca edad, tenía un arsenal en un armario de la casa, no eran armas mías, pero sí me las dieron a guardar unos revolucionarios. Aunque tenía como 13 años, tenía mucha conciencia política porque me había educado en un ambiente donde conocíamos el peligro, sabíamos lo que era la dictadura y en mi casa se hablaba mucho de los daños que ocasionaba. Cuando estalló la revolución, el grupo de revolucionarios se las llevaron. En mi casa nunca supieron de esas armas, es la primera vez que lo menciono”. - Compromiso social
Me impactó mucho mi filiación con el Instituto de Promoción Social (IPS) en 1966, era una entidad donde íbamos a aprender y a convertirnos en promotores sociales bajo la dirección del hermano de La Salle, Miguel Domínguez, quien se ocupaba de prepararnos para realizar trabajos sociales en barrios y zonas marginadas. Allí estuve varios años dedicada a esa labor, aprendí a tener un conocimiento sobre la sociedad dominicana y sus problemas, a apreciar la dignidad de tanta gente que vive en la marginalidad, que son merecedores de respeto. Aunque no me metí directamente en política y no era comunista porque era cristiana, tenía mucha sensibilidad social y compasión por la pobreza, la dignidad de la gente pobre. Nos llevaban mucho a los bateyes y campos, teníamos contactos con los haitianos, tal vez eso ha influido mucho en que nosotros no tengamos mentalidad racista, además de que venimos de una familia de negros”. - Educación cristiana
Mis estudios los empecé en el Colegio de las Candelarias, donde me alfabeticé, luego pasé al Colegio Santo Niño de Atocha. Después una de mis tías puso el colegio Patrón San José donde cursé la secundaria. Mi graduación de bachillerato fue del Colegio María Auxiliadora. Durante el bachillerato, recibimos una gran influencia de una monja mexicana que se llamaba sor Nélida, una mujer de un carácter fuerte que nos enseñó el valor. Algunas de ellas habían participado en revoluciones en sus países, tenían un concepto muy claro sobre lo que eran las dictaduras. Inclusive una de las monjas que nos daba Lengua Española al enterarse de los palos que le dieron a mi tío me propuso que le dijera que ellas lo podían esconder. Eso nunca lo dije en mi casa hasta ahora, porque la turbulencia era tan grande que no sabía si con eso podía meter la pata. Después, ingresé a la UASD en 1967, en medio de un proceso difícil, la universidad era un campo de batalla, en el que en cualquier momento era intervenida por militares. Me inscribí en la carrera de Odontología, pero luego comprendí que lo que me apasionaba era el magisterio, entonces estudié educación mención sociales. Me gradué primero de profesora en historia y luego de licenciada en educación en 1975. En la UASD disfruté de cátedras de excelentes maestros como Aída Cartagena, Marcio Veloz, Tirso Mejía Ricart, Héctor Cabral, Ivelisse Prats, Zoraida Heredia, Octavio Amiama, Juan Isidro Jiménez, Ana Daisy García, Emilio Cordero Michel, Franklin Franco, entre otros”. - Nacimiento de sus hijas
Mi primera hija la tuve con un parto normal, pero la segunda fue un embarazo traumático, estuvimos al punto de perder la vida las dos, gracias a Dios que el médico, a pesar de que jugó con la vida de nosotras, logró salvarnos. Me subió la presión y me dio una eclampsia, estuve varios días inconsciente. Hoy en día, mis hijas son dos mujeres profesionales, con ciertos valores humanos. La menor Zahira siempre ha sido distinguida como mejor empleada, la mayor, Rocío es abogada, ejercició el magisterio en los Estados Unidos, habla varios idiomas y toca el violín. Nosotros heredamos la música de parte de mi bisabuelo Manuel Gatón, todos sus hijos fueron músicos, inclusive él fue del grupo que tocó primero el Himno Nacional en el país, hay un libro que habla del Himno y lo mencionan a él. De mis tres nietos, dos tocan piano y uno saxofón. También tengo cuatro biznietos”. - Mal momento
En 1978 cuando el presidenta Antonio Guzmán ganó las elecciones, vivimos momentos difíciles como familia, porque a mi tío, el doctor José Silié Gatón, que era director del Registro Electoral lo estaban buscando unos militares de alto rango, querían que él trastocara los listados a favor del Partido Reformista y le ofrecían millones para que favoreciera al doctor Balaguer. Mi tío se tuvo que esconder porque su vida estaba en peligro, estábamos preocupados, pensábamos que lo iban a matar, pero gracias a Dios después eso se diluyó al negarse mi tío a través de unos emisarios a hacer lo que ellos querían, se dio un escándalo por la prensa, él dio unas declaraciones y eso influyó a que se desinflara la situación. Nunca olvidaré esa situación que nos mantuvo en vilo como familia por varios días”. - Su primera beca
En 1980 gané mi primera beca para estudiar fuera del país, bajo la supervisión de la OEA en Venezuela. Allí realicé un postgrado en elaboración de materiales educativos impresos, en ese momento el Ministerio de Educación quería formar un equipo de autores. Lograron formarlo, pero nunca lograron tener una editora nacional que pudiera editar los libros, porque tenemos una editora nacional en el Ministerio, pero no edita los libros de texto. En 1982 edité mi primer libro de poesía infantil, sentí que empezaba a desarrollar la difícil carrera de escritora, el experto de la OEA, Luis Tejada a quién le mostré mis primeras poesías infantiles me motivó a publicar mi primer libro de poemas. Hoy tengo más de 20 obras de carácter infantil y otras pedagógicas. Luego, en 1983 obtuve otra beca de la OEA para realizar una pasantía en el área de Literatura Infantil, algo que ayudó a mi definición como escritora de libros para niños. Otro momento inolvidable fue cuando ingresé en 1978 como asistente de la doctora Zoraida Heredia viuda Zuncar en el Ministerio de Educación, y luego pasé a las áreas técnicas de Primaria en la Supervisión Escolar y después a Medios Educativos, donde formé parte del equipo que escribía los libros de texto. Por épocas era trasladada a Currículum para trabajar en programas de Ciencias Sociales. Otro momento es cuando trabajé en la Editora Susaeta en la elaboración de libros de Historia de América junto a María Filomena González; Historia Dominicana e Historia Universal junto a Lidia Joaquín, y colaboré en la elaboración del libro de alfabetización Rafa y Nina. Laborando en Susaeta, en 1987 obtuve el Premio Jaycees a los Jóvenes Sobresalientes de la República Dominicana. También fui maestra meritoria cuando trabajé en la O&M, fui Empleada Estrella en el Ministerio de Cultura y también me dieron una medalla de condecoración por mis 20 años de labor ininterrumpida en las ferias del Libro, entre otros reconocimientos”. - Momentos duros
Los momentos más duros han sido en los que he tenido que enterrar a mis padres y a mi abuela Cenobia, ella fue muy importante en mi vida, me dio mucho cariño, fue una mujer bandera, un símbolo de honestidad y de ecuanimidad extraordinaria, una mujer de esas que les pesa el ruedo de la falda. Ella educó nueve hijos, los Silié Gatón, profesionales de bien que realizaron aportes incontables a la educación y al país. Recuerdo que ella nos sentaba todos los días a leer el periódico en voz alta, creo que eso influyó mucho en que la mayoría de nosotros se desenvolviera en la vida pública y podamos tener capacidad de dialogar con la gente. Ella murió en el momento en que nacía mi primera nieta. Mi abuelo falleció primero de un paro cardíaco, a raíz de escuchar un discurso de Balaguer que decía que iba a exterminar la izquierda y como él sabía que sus nietos estaban todos en la izquierda, después de eso le dio el infarto en 1969”.
Gratos recuerdos de sus padres
“Solo disfruté a mi padre 9 años, porque ellos se divorciaron. Mi padre estudió Filosofía y Letras en la UASD y también Contabilidad. Mi madre fue maestra, ella siempre me decía que yo fui maestra desde antes de nacer, porque ella estaba embarazada de mí cuando impartía docencia. Ella, al igual que mi abuela, fue una mujer de carácter muy fuerte para educar, en esa época los padres eran muy exigentes. Fui producto de una disciplina muy rígida y muy férrea. Recuerdo que cuando había visitas, mi mamá y mis abuelos solo miraban con los ojos atravesados y ya uno sabía que tenía que irse del lugar. Mamá era una mujer muy leída, siempre estaba informada de todo lo que pasaba en el mundo, era una persona sumamente leída. Mi padre era también muy fuerte de carácter, eso quizás hizo que chocaran esas dos personalidades y no pudieran llegar a viejos juntos. Recuerdo que papá nos hacía la cena, a mí me gustaba mucho el plátano majado con tomates y él me lo preparaba, era bien cariñoso. Somos 9 hermanos, 3 de padre y madre y 6 de padre, pero nos llevamos muy bien y nos queremos mucho. Mi mamá falleció en 2014 y papá hace 4 años y coincidencialmente ambos murieron un 24 de noviembre, pero de diferentes años. Algo increíble”.
Enseñanza
Me eduqué en un ambiente de lectura y de estudio, todos en mi familia ejercieron el magisterio, hasta los que son médicos y abogados”.
Regocijo
El día que hice mi primera comunión a los 8 años, ese fue un momento inolvidable, de mucha alegría, me sentía una niña muy privilegiada”.
Dolor
Los momentos más duros han sido en los que he tenido que enterrar a mis padres y a mi abuela Cenobia, ella fue muy importante en mi vida”.
Herencia
Heredamos la música de mi bisabuelo Manuel Gatón, todos sus hijos fueron músicos, inclusive él fue del grupo que tocó primero el Himno Nacional en el país”.