Hace un tiempo, esperando en un consultorio médico conversé con una joven cuyo aspecto era de mucha tristeza. Empezó diciendo que la vida es dura y te cambia en un minuto, y tratando de contener lágrimas en sus ojos, continúa diciendo, apenas saliéndole la voz: “nueve meses con una ilusión, acariciando un hijo desde el mismo momento que recibí la noticia del embarazo, preparé todo, llene mi corazón de amor y esperanza para el recibimiento de mi niña, su ropita comprada, una fiesta de Baby Shower con todas mis amigas y familiares por su llegada…” Le pregunto qué pasó, a lo que responde: “Surgió una situación de sus vías respiratorias a los tres días de nacida, bella, con tamaño y peso normal.
Ya que en nuestra cultura occidental se dedica el mes de mayo a las madres, he querido empezar con esta experiencia.
Ser madre, es una combinación de amor, compromiso, responsabilidad y entrega sin condición, de forma tal que todo lo das, y, sin embargo, siempre se entiende que falta más. Hay una expresión repetida, y es: “Prefiero que me hagan algo a mí, pero que no me toquen a mis hijos”. Pero existen las madres no biológicas, que les ha tocado ese rol por múltiples razones, con las que también he tenido la experiencia de manifestar esos mismos sentimientos y condiciones, con una frase: “solo no lo parí, ¡pero es mi hijo!”
Aquellos que tienen sus madres y por las circunstancias del día a día, entendiendo que tampoco no les necesitan tanto, no es constante llamarlas, escribirles, buscarlas o visitarlas, quiero dejarles que el mejor regalo que le pueden hacer es reconocer cada día la necesidad de su presencia, la importancia de sus palabras y su significado para ellas. Más que regalos, confírmale a tu madre esa posición que tienen en sus vidas. Los que las perdieron físicamente, recuerden que se va el cuerpo, la materia, pero queda para siempre la presencia y vida de mamá. Y el que aun puede, aproveche esta oportunidad, para quizás decirle lo que por día, semanas o meses no le ha recordado, de cortas palabras, pero gran contenido, y ese es un “te amo, mamá”… l