El movimiento anunció que intensificará la lucha por el fin de la impunidad y que contempla la realización de paros
Marcha Verde parece encontrarse en la encrucijada de definir su futuro sin desgastarse en el tiempo a la vez que sortea la tentación de incursionar en las impredecibles arenas del electoralismo, mantener la armonía con grupos y personalidades que le dieron origen y que han asumido posiciones con las que se han visto precisados a distanciarse, así como lidiar con el surgimiento de propuestas cívicas con objetivos políticos inmediatos.
Desde su nacimiento, el movimiento ha venido cosechando éxitos en cada una de las jornadas que se ha planteado, al punto de colocar al Gobierno y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) contra la pared, ya que son señalados como los principales promotores de la corrupción y la impunidad.
Muestra de ello son las grandes marchas realizadas, como es la primera del 22 de enero, y la última del 16 de julio, al fracaso de la cual hubo muchas apuestas debido al impacto que en término mediático tubo la declaración de los industriales en el sentido de que le habían retirado el apoyo económico al movimiento bajo el alegato de que un grupo de intelectuales y activistas pidieron en un comunicado la renuncia del presidente Danilo Medina.
Con el éxito de la caminata, Marcha Verde se coronó como el movimiento opositor más legítimo, desplazando en el papel a los partidos tradicionales, como el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Partidos Revolucionario Dominicano (PRD), además de otros grupos del litoral de la izquierda, como Alianza País y el Frente Amplio.
El peso del presidencialismo
Uno de los principales escollos que ha tenido Marcha Verde en su posicionamiento es Danilo Medina, ya que, independientemente de que la gran mayoría de los actos de corrupción y movimientos dirigidos a que éstos queden impunes se han dado en los gobiernos del PLD que comparte junto al expresidente Leonel Fernández, el presidencialismo es tan fuerte en el país que hasta los que se supone son o deben de ser los más enconados adversarios del Presidente salen en su defensa cuando éste es señalado.
Y en ese sentido los dos manifiestos firmados por intelectuales y profesionales que militan en Marcha Verde pidiendo la renuncia de Medina y de las Altas Cortes y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, son una fisura significativa en el movimiento, cuyos voceros han tenido que establecer distancia y, de hecho, colocarse al lado del mandatario.
Pero dichas aclaraciones no han sido nada cómodas, pues ambos manifiestos están dirigidos a objetivos políticos claros, con los que se identifican figuras y grupos de principalía de Marcha Verde, que entienden que ya el movimiento debe ir definiendo cómo continuar movilizando a la sociedad y el tipo de participación política que debe tener de cara a las elecciones de 2020.
¿Desplazar a Marcha Verde?
Y es dentro de ese contexto que el domingo 27 de agosto pasado se realizó el seminario “La transición pendiente”, convocado por un grupo de personalidades para analizar la crisis y el agotamiento del régimen político y estatal y de las instituciones que lo soportan.
En el evento, al que asistieron delegaciones de Azua, San Juan de la Maguana, San Cristóbal, Bonao, La Vega, Nagua, Puerto Plata, Sánchez, Santiago y San Francisco de Macorís, estuvieron presentes figuras conocidas de Marcha Verde y contó con la intervención de Rafael Chaljub Mejía y Rafael -Fafa- Taveras.
Chaljub Mejía, secretario general histórico del Partido Comunista del Trabajo (PCT), organización columna vertebral del Frente Amplio y en la que militan importantes voceros de Marcha Verde, planteó la necesidad de “fundar un movimiento de carácter cívico, no partidista pero con vocación política, que conjugue las demandas morales con la lucha política, que tome por banderas la lucha por conquistas democráticas dirigidas a cambiar las reglas del juego, que vaya más allá de las denuncias y participe en la lucha por el poder”.
Los organizadores del seminario anunciaron que se encaminan hacia la celebración de un “Congreso Cívico” en el cual dicho movimiento adoptará el programa que resumirá sus objetivos políticos nacionales y sus normas organizativas.
Y surgen las preguntas: ¿Marcha Verde formará parte de ese movimiento o seguirá transitando sola? ¿Será la convocatoria de dicho congreso el inicio de la disolución de Marcha Verde?
La apuesta oficial
La apuesta del Gobierno con respecto al futuro de Marcha Verde es el desgaste con el tiempo, a la vez que el PLD y los partidos tradicionales se posicionan en la medida que se acercan las elecciones.
Sin embargo, hay factores imponderables que bien pueden darle motivos a Marcha Verde para su vigencia, como son los errores que pueda cometer el Gobierno y actos de corrupción que se puedan destapar en los tres años siguientes, o también el curso de los casos de corrupción que se investigan y que han indignado al país.
El reto de seguir
Todo apunta a que Marcha Verde está pensando en cómo continuar teniendo vigencia y crecer, pero la cosa es cómo y qué hacer.
La historia reciente ha sido aleccionadora para los movimientos sociales que no han sabido dar el salto y participar políticamente, ya sea solos o aliados a los partidos tradicionales más sanos, opción ésta última que para Marcha Verde puede resultar incómoda, debido a que en su demanda de fin de la impunidad equipara al Gobierno y al PLD con organizaciones como el PRM, el PRSC y el PRD.
A esto se suma que los partidos de oposición no parecen estar dispuesto a conversar con el liderazgo de Marcha Verde espacios de poder y armar una opción que pueda ser ganadora en el 2020.
Pero en lo que se define el futuro del movimiento, ayer se realizó en el Paraninfo de Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo el Segundo Encuentro Verde, en el cual se plantearon mecanismos para garantizar el fortalecimiento de la articulación de Marcha Verde.
En ese sentido, se anunció que iniciará un proceso de intensificación de la lucha por el fin de la impunidad a través de acciones de concientización, movilización e incidencia en barrios, residenciales, campos y espacios públicos de todo el territorio nacional.