Cada 25 de diciembre los cristianos celebramos la Navidad (abreviación de Natividad) en honor al nacimiento de Jesucristo, porque desde nuestra infancia cristiana hemos escuchado que Jesús nació un día 25 de diciembre, pero en artículos anteriores hemos escrito que Jesús no nació un 25 de diciembre, ni nació en el año 1 de nuestra era.
Como punto de partida podemos tomar el capítulo 2 del Evangelio de Mateo, donde dice que “cuando Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente, y venimos a adorarle”.
El segundo punto de referencia es el Evangelio de Lucas, ya que en su capítulo 2, versículos 6 al 8 dice lo siguiente: “Y aconteció que estando ellos allí (en Belén) se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño”. Pero para el 25 de diciembre las temperaturas en Belén son muy bajas, a veces heladas, lo que impediría que pastores de ovejas se pudieran mantener en vigilia de sus rebaños durante las heladas noches de diciembre, del mismo modo que un niño recién nacido no podía estar en pañales en un pesebre en medio del intenso frío del 25 de diciembre.
Como tercer punto de referencia se toma el relato del primer historiador judío Flavio Josefo, quien escribió en el libro XVII, cap. VIII, de sus “Antigüedades Judías”, que “Herodes murió 37 años después que los romanos lo designaran rey, y 34 años desde que consiguió que Antígono fuera asesinado”, “ no mucho después de un eclipse de Luna y antes de una Pascua” y como al morir Antígono, Herodes tomó a Jerusalén, y eso fue en el año 36 antes de nuestra era, entonces la fecha de la muerte de Herodes pudo ocurrir entre el año 2 y el año 1 antes de nuestra era, y si aceptamos el Evangelio de Mateo, el cual nos dice que Jesús nació en días del rey Herodes, entonces el nacimiento de Jesús ocurrió antes de la muerte del rey Herodes.
El cuarto punto de referencia es la brillante estrella de Belén, porque la exploración astronómica regresiva, mediante el uso de softwares astronómicos, sugiere que entre el 17 de junio y el 12 de agosto del año 2 antes de nuestra era hubo una conjunción entre Júpiter y Venus, próximo a la estrella Regulus, la más brillante de la constelación de Leo, y como la estrella Regulus estaba posicionada exactamente sobre la eclíptica, y el significado de Regulus, en latín, es pequeño rey, eso hizo interpretar a los magos (astrólogos) que había nacido un rey; pero mediante el mismo sistema de regresión astronómica se puede encontrar que el 8 de enero del año 1 antes de nuestra era hubo un eclipse total de Luna, el cual ocurrió 3 meses antes de la Pascua, coincidente con el período de la muerte de Herodes, según Josefo.
De ahí que el nacimiento de Jesús podría estar en el verano del año 2 antes de nuestra era, posicionando entonces la muerte de Herodes entre enero y febrero del año 1 antes de nuestra era, poco después del eclipse total de Luna del 8 de enero del año 1 antes de nuestra era, 3 meses antes de la Pascua Cristiana, y 6 meses después del nacimiento de Jesús, y el verano sí es coincidente con un niño envuelto en pañales y con pastores de rebaños en vigilias nocturnas, como plantea el Evangelio de Lucas.
Muchos cronistas consideran que fue a partir del año 345 de nuestra era que el día 25 de diciembre de cada año fue fijado como fecha de la Natividad de Jesús, para sustituir las fiestas paganas del Saturnal romano, que eran celebradas del 17 al 23 de diciembre de cada año, en honor al dios Saturno, y sustituir la fiesta del Sol Invictus, celebrada el 25 de diciembre de cada año. Esas fiestas paganas romanas de “Las Saturnales”, celebradas durante la larga noche del solsticio de invierno, incluían cenas especiales, entrega de regalos, largas fiestas, y encendido de velas y luces para iluminación y alejamiento de los malos espíritus responsables de la oscura y larga noche invernal boreal, y el emperador romano Constantino decidió adaptar esas fiestas paganas romanas a la recién aceptada religión cristiana, y desde aquel entonces denominamos fiestas de Navidad a una adaptación de aquellas fiestas paganas romanas desvinculadas de la Natividad de Jesús.