Las Uvas de la Ira contaba la historia de la familia Joad, la cual había sido golpeada por la Gran Depresión con excesiva dureza. Salvando la distancia, por favor, ignominia que pudieran tachar los puritamos, la familia Real Española pasa por ese trance. Si bien es cierto que Steinbeck, describía con precisión la devastación del mundo de hoy, las actuaciones recientes o no tanto, cincuenta y ocho años en el Palacio de la Zarzuela, de Rey Emérito D. Juan Carlos han destruido la imagen de la Corona.
Sus malas decisiones puestas sobre el tapete público han dejado atrás momentos cruciales como la gran prueba del 23-F, al golpe de Estado que supuso el gran giro de la política nacional, al mismo tiempo que le consolidaba como el rey que España necesitaba para garantizar las libertades.
Don Juan Carlos abandonó el trono sin ser depuesto por un espadón, sin ser derrotado en una guerra de sucesión o sin ser proclamada una república; en definitiva, sin verse expulsado del país. Pero, en un mundo globalizado la realidad tiene demasiados ojos a los que justificar nuestras acciones, sobre todo, cuando somos una figura pública con unos derechos y obligaciones para con el Estado español. ¿Pero se debe dar pábulo a las fallas de la monarquía o a la persona del monarca? He ahí la cuestión.
Cerca de un centenar de exministros, expresidentes autonómicos, embajadores y altos cargos de los Gobiernos de diferente color que han pasado durante los últimos 40 años de democracia han firmado un documento en apoyo al Rey Juan Carlos I en el que defienden su presunción de inocencia y el legado del monarca en su amplio reinado. Otros se han sumado al descontento social, con el único propósito de ponerse al frente del escrache mediático.
Parece cierto que la opacidad o cierto mutismo por el foro de la Casa del Rey sobre el destino de Don Juan Carlos, ha favorecido este sentimiento de animadversión. La nueva vida del Rey Emérito no cuenta con el respaldo de los Presupuestos Generales del Estado. Don Juan Carlos no recibe el salario que a discreción fijó el rey Felipe VI para su padre. de 200.000 euros brutos anuales. Sin embargo, con la lupa de la justicia detrás, su seguridad corre por cuenta del Estado.
Y entonces sólo resta pregunta, ¿podría ser juzgado Don Juan Carlos si tiene inviolabilidad? Sí, por los hechos posteriores a su abdicación. Sí, por los hechos anteriores a su proclamación como Jefe del Estado español. No, por los actos ratione materiae cometidos durante el periodo en que fue monarca. Hagan sus apuestas. Los dados están sobre la mesa de juego.