“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18). “La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.” (Salmos 85:10). “Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.” (Deuteronomio 28:2). El mundo vive una etapa donde las palabras “paz” y “amor” pareciere se encuentran en extinción. Estos tiempos donde al abrir un diario o encender un televisor o, peor aún, te invadan en cualquier momento, presentándote las peores situaciones agresividad jamás imaginadas, sin pretender caer en negatividad, sino más bien enfocándonos en la realidad que nos circunda, hacen oportuno citar los versículos del inicio. La mayoría de los enfrentamientos de agresión entre individuos, se producen por pequeñeces a veces tan ilógicas que parece como si el ser humano se ha vuelto irracional, esto también lo podemos extender entre países, cosas pequeñas como el simple hecho de no ceder una de las partes, se crea lo peor.
Podemos mantener relaciones de armonía y con ello contribuir a bajar los niveles de violencia, ya centrándonos en nuestro país, simplemente cediendo y tratando como dice el versículo, hacer posible se mantenga la paz. Los mayores conflictos que vive nuestra sociedad y eventos intrafamiliares, que traen consecuencias de todo tipo, se deben a no procurar esto. En lo concerniente a las relaciones entre parejas padres e hijos, son muchos los que se evitarían en la familia, cuando tratamos de ser justos y tratar de en lo posible dar la razón, donde existen ahora mismo grandes problemas entre sus miembros, quedarían totalmente resueltos asumiendo una actitud humilde. Por tanto, aprovechemos para reflexionar y si es posible hacer un inventario en el hogar de qué espiguita en el zapato está molestando, y sencillamente sacándola podíamos evitarlo. Recordemos que la paz hay que seguirla, las bendiciones vienen hacia ti, esta última tratando de llevar una vida conforme a lo que Dios pide en su palabra, que es la Santa Biblia, la cual, aunque muchos quieran negar su contenido, parece fue escrita en el día de ayer.