Santiago. El estilo del alcalde Abel Martínez ha generado admiración y rechazo. Sus iniciativas de solución a los principales problemas de la ciudad han recibido elogios de muchos, aunque algunas de sus acciones son consideradas arbitrarias y esto le ha abierto varios frentes.
Santiago está limpio y muchos espacios fueron liberados de la arrabalización y esto ha sido valorado positivamente por un amplio sector que todavía recuerda que en la administración anterior la ciudad fue declara en estado de emergencia por los ministerios de Salud y de Medio Ambiente. De manera decidida, Martínez enfrentó el caos de los vendedores informales, sobre todo los del mercado de pulga de Pueblo Nuevo y de las principales vías del centro histórico. Esto generó alivio para los sectores, pero también el rechazo de los desplazados.
Junto al Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES), ha puesto en marcha algunas iniciativas para mejorar la movilidad urbana que incluyen la señalización, cambio y adecuación de semáforos. La alcaldía ha rescatado varios parques con el apadrinamiento de empresarios e instituciones, aunque hay otros que siguen en espera, como el caso de Plaza Valerio que lleva casi un año cerrada al público por remodelación. Aunque firmó un acuerdo para el reciclaje de una parte de la basura que se genera en el municipio, con la promesa de producir energía eléctrica en fecha no especificada, la actual gestión no ha logrado controlar la humareda que contamina un amplio sector de la ciudad, ni ponerse de acuerdo con los buzos que reclaman ser incluidos en el proyecto de clasificación de la basura.
No todo es acierto
A pesar del reconocimiento a muchas de sus acciones, el alcalde Abel Martínez ha sido criticado y enfrentado hasta por miembros de su propio partido, algunos de los cuales enfrentó al optar por la alcaldía. Pocas veces el alcalde coincide en actividades con sus compañeros peledeístas con cargos en la administración pública y casi siempre delega en la vicealcaldesa o un asistente. Solo en los actos donde acude el presidente Danilo Medina se le ha visto junto a ellos.
No coincide con la gobernadora Aura Toribio, aunque públicamente no se han enfrentado. Evita encuentro con el presidente del Comité Municipal del PLD en Santiago, Ramón -Monchy– Rodríguez, (actitud parece recíproca). Tampoco se ve acercamiento con el presidente del comité provincial, senador Julio César Valentín. La gestión de Abel también se ha abierto frente con el sector empresarial, agrupado en la Asociación para el Desarrollo (Apedi) y la Asociación de Comerciantes de Santiago (Acis), por su determinación de paralizar los trabajos de construcción de una verja en el Parque Central. A Ministerio de Medio Ambiente le ha negado que los desechos del vertedero de Tamboril , que debía ser clausurado el pasado 31 de enero, sean vertidos en Rafey, ya que su manejo requiere más recursos.
Alcaldía y Coraasan libran lucha de intereses
El alcalde Abel Martínez y el director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan), Silvio Durán, han llevado su lucha a los tribunales. Los dos consideran que tienen la razón y no han valido esfuerzos ni críticas. Coraasan demanda que el cabildo pague una deuda superior a los 200 millones de pesos por consumo de agua desde 1999 a la fecha y le retuvo 45 millones del cobro de la basura que se hace en su factura. A pesar de que esta lucha pone en riesgo la higiene y el funcionamiento de la ciudad, nadie entra en razón.