El Caballo Mayor” entiende que con la música de moda no se está presentando la mejor cara del país
Con una trayectoria artística que se traduce en unos 62 años de carrera cabalgando en los escenarios, para don Johnny Ventura no existe la palabra “retiro”, y más si tiene la salud suficiente y la energía para enfrentar las asignaturas pendientes: su próximo disco producido por Emilio Estefan, la puesta en circulación del libro El merengue visto por mí, una serie de su vida para Netflix que está negociando, las inversiones en el sector inmobiliario que hace un Punta Cana y su activismo político con la Fuerza del Pueblo.
“El Caballo Mayor”, como también se le conoce a esta figura trascendental del merengue de todos los tiempos, reconoce que “la música es una enfermedad” de la que no se puede curar. “Tú te puedes retirar del trabajo de la música, pero de la música en sí no te puedes retirar, porque es algo que reside en ti. En mi caso, cuando subo a la tarima la gente puede ver cómo me transformo; no tengo que hacer ningún esfuerzo para hacer lo que yo hago, es la música que me suple eso, y hay un ingrediente particular que lo completa, que es cómo me recibe el público”, expresó el intérprete de “¿Pitaste?” durante la Entrevista Especial del Desayuno de elCaribe y CDN.
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Afirma que esas cosas le convirtieron en el artista que es y que ha sido a lo largo de las más de seis décadas en la industria discográfica.
Aunque le “es difícil” salir de esa zona del merengue, que ha vibrado con los 105 discos cosechados por El Combo Show, Ventura ha ido reduciendo su activismo en los escenarios por el cansancio de los viajes y el paso de los años. Incluso, en el 2006 amagó seriamente con retirarse por los problemas de salud, a causa de una hernia discal. “Llegó un momento en que, honestamente, ir a una actividad artística yo sentía que no me estaba aportando nada. Mi miedo era reflejarlo a la gente que paga por ti, que tu demuestres que ya no tiene interés encontrarte con él. Llegó un momento en que estaba bastante cansado”, recordó.
Sin embargo, a muchos les sorprende la vitalidad que muestra esta estrella de la música popular dominicana a sus 81 años de edad, a pesar de los estragos que enfrentó por la covid-19 meses atrás.
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Y si de algo está bien claro, con todo y los proyectos que tiene en carpeta, es que hay que mantenerse muy pendiente a los cambios para poder subsistir en un mundo como el de hoy. Por eso no vive de espalda a las nuevas tecnologías.
“Soy de los que pretende estar al día en ese sentido”, afirmó.
Ve con optimismo que el mundo se abre cada día más gracias a las nuevas tecnologías y la forma en que la Internet permite una rápida expansión del contenido que transmiten los medios de comunicación de masas. Pero, también, es el panorama que perturba la tranquilidad de este legendario defensor del ritmo de la güira y la tambora, quien entiende que no se están aprovechando estos avances para presentar la mejor cara del país en términos musicales.
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“No presentemos cualquier cara, porque hoy estamos fundamentando la música dominicana en algo que no es dominicano, que no es parte de nuestras raíces, y que no le toca sentimentalmente a la gente”, dijo al ser entrevistado por Nelson Rodríguez, director de elCaribe; Alba Nely Familia, directora de CDN, y los periodistas Julissa Céspedes, Samir Saba, María Jiménez y el redactor de esta publicación.
“No es una rebeldía de parte mía. He hecho música con muchos jóvenes y me he adaptado a lo que ellos están haciendo, tratando de comprenderlos además, y de orientarlos en muchos casos, pero no peleo con ellos, porque si ellos no tienen la preparación de hoy no es culpa de ellos”, agregó.
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En ese sentido, sostuvo que el Estado debe asumir su responsabilidad y procurar que los jóvenes que hoy hacen música tengan las facilidades de la capacitación que aprovecharon las generaciones pasadas, o volver a beneficiar a cada comunidad con aquellas escuelas municipales que existían.
También, invitó a que se reflexione sobre lo que es merengue y las fusiones que tienen como base este género. “Nosotros en dos años más, posiblemente, los músicos nuestros que hacen base rítmica, no van a distinguir en una cosa ni la otra, porque no han tenido quien les enseñe. Esa es una responsabilidad estatal”, criticó Ventura.
“Para mí, el merengue dominicano no es cualquier cosa que se haga en la República Dominicana, merengue es merengue, y fusiones son fusiones. El que no sabe distinguir eso yo les invito, sobre todo al Estado, que invierta un poquito en enseñarles a nuestros músicos de dónde salen los nombres de los géneros”, añadió “El Caballo Mayor”.
Más respaldo
Pero esos asuntos de la precaria formación y de la poca calidad que percibe Johnny Ventura en la industria discográfica local de estos tiempos es solo una parte del problema.
El artista está totalmente de acuerdo con los planteamientos del maestro Ramón Orlando, en el sentido de que el Estado debe exigirle a las emisoras que toquen merengue.
“No puede ser que sea la gente de la radio la que le dé en la cabeza a eso. Ellos deben entender que algún espacito de 24 horas al día deben dedicar a lo que trae turistas (…) El que venga a buscar merengue aquí, en la tierra que no lo encuentra es aquí justamente. No puede ser eso”, insistió.
Doble sentido
Ante las críticas que levantan sus opiniones cuando analiza el contenido de la música urbana, Johnny Ventura no se doblega para defender todos sus temas.
Recuerda que cuando se dio cuenta que iba a vivir del canto y de la música, procuró no ser empírico, y justamente ingresó a lo que era la mejor escuela de canto y música de aquel momento, La Voz Dominicana.
Aprovechar el conocimiento de los grandes maestros que había en esta institución, y con todas las herramientas que adquirió, es lo que hoy le permite decir que no tiene un solo tema de doble sentido. “Cuando yo te digo un tema que me prohibieron, «Salaito »: ‘Semilla, yo vendo semilla asá/semilla, seguro le va a gustar/de cajuiles, asada son para usted/y si la prueba ya verá que rica es…’.; tú piensas que la semilla era de mango, el problema es el morbo tuyo, no es el mío el que está en juego”, puntualizó al referirse a los que entienden que él, al igual que muchos cantantes urbanos, se ha valido de las canciones de doble sentido para tener éxito.
“Cuando se hacen esas comparaciones, tú sabes que esa no es la música de hoy. Estamos yendo a una situación aborrecible, si se quiere en el uso del idioma de hoy. Yo no me atrevería a hacer esas cosas”, criticó.
Con Emilio Estefan
Johnny Ventura sigue apostando a la calidad que lo ha establecido como una figura de excelencia musical latinoamericana. Por eso está enfocado en su próximo disco que había sido pausado por la pandemia. De los cinco temas que tiene listos, ya dio a conocer “Me cayó del cielo”, una fusión de merengue con varios ritmos caribeños y afro antillanos, bajo la producción del afamado Emilio Estefan.
Reveló que está trabajando arduamente en este álbum que le llena de satisfacción, porque en el mismo están fusionando muchas cosas. “Una de las cosas que me propongo recordarle a la gente es que yo he sido un fusionista permanente. Lo que he sabido, es diferenciar cuando hago una música limpia, digamos merengue puro, y cuando fusiono. Cuando fusiono no le llamo normalmente merengue, porque sé que estoy alterando la base rítmica, la cadencia rítmica, que es lo que le da nombre al género musical, y eso lo aprendí en la escuela”, aclaró el ganador del Premio Grammy Latino al Mejor álbum merengue/bachata (2004) y a la Excelencia Musical (2006).
Literatura, política y otras historias
Desde hace varios años, Johnny Ventura también ha estado escribiendo varios libros, entre ellos El merengue visto por mí, que pondrá a circular en los próximos días. El segundo que verá la luz es Cabalgando en la política, con el propósito de que la gente sepa el por qué participó en la política activa de su país.
Sobre este tema, recordó que cuando empezó a participar en política “queríamos nación”. “Veníamos de la dictadura de Trujillo en búsqueda de libertades con un mentor como José Francisco Peña Gómez al lado, que me acompañaba desde la escuela de locutores.
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A partir del año 1962 fue un miembro activo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), militancia que mucha gente comenzó a sentir cuando fue propuesto como diputado. “El deseo de una nación con un estándar de vida para quienes hemos nacido en este país me lleva a participar. Justamente, hoy en día lo que trato es de aportar a la nación”, puntualizó.
“El Caballo Mayor” está convencido de que Leonel Fernández es el mejor preparado para conducir los destinos del país, y que con esa idea “estamos trabajando en la Fuerza del Pueblo”.
No conoce nada que se llame droga
Casado desde hace 50 años con Nelly Josefina (Fifa) Flores, Johnny Ventura valora el significado de la familia y el apoyo de su esposa y sus hijos para mantenerse en la música.
Trabajar por el bienestar de la familia lo aprendió de su progenitora, quien fue una mujer que enfrentó la vida como madre soltera para criar cuatro hijos, sin profesión. “Después de pasarnos la vida diciendo que mamá era muy dura, al paso del tiempo hemos podido decir que gracias a Dios que mamá era muy dura. Nosotros hemos traspasado eso a nuestros hijos”, expresó.
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“Yo puedo decir que siempre me he creído ser el tronco de la familia y que a partir de mí hacia abajo no se pasarán las estrecheces, las limitaciones, que nosotros pasamos”, agregó Juan de Dios Ventura Soriano, nombre de pila del reconocido merenguero. Por eso está pendiente de los pasos de los hijos, los nietos y ahora de los biznietos, en procura de que tengan los mejores resultados.
Entiende que la formación familiar que heredó de su madre lo preparó para los desafíos de la fama. “No conozco nada que se llame droga, porque la primera vez que escuché hablar de marihuana yo tenía 27 años, a punto de cumplir 28. No había escuchado esa palabra nunca, y fue en un accidente en Nueva York, nosotros visitábamos un compadre (…) Después, de las demás drogas ni me he interesado en saber cómo son. Y eso he tratado de que mis hijos, mis nietos y biznietos lo aprendan también”, afirmó. Espera que ninguno de sus hijos, de sus nietos y biznietos le den “la mala noticia de que están manoseando cosas que yo no conozco”.