En cualquier lugar que te encuentres vas a ver a las personas sumergidas, navegando de forma permanente, en búsqueda de las informaciones que les llegan por todas las fuentes habidas y por haber a través de un celular.
Parecen marionetas, sin importar clase socioeconómica, ya que se encuentran tan sumergidos que por general ni se enteran de la persona que se le aproxima o le pasa por el frente. Inclusive, el personal de seguridad, militares, policías, guardianes todos se encuentran en estado de alerta a esperas de la información que les llegue por esta misma vía. No obstante, tampoco se dan cuenta de lo que pasa alrededor, lo que no permite ejercer su rol en virtud de que sus mentes están muy lejos del entorno que está bajo su responsabilidad.
Tomar en cuenta cómo, en momentos donde necesitamos centrarnos en las cosas elementales, esenciales que permitan un desarrollo sano dentro del entono de la familia y sociedad en la cual pertenecemos, mantenemos nuestra expectativa e interés en una serie de eventos y conceptos, filosofías foráneos, con los cuales se logra única y exclusivamente desenfocar la verdadera realidad nuestra, precisamente porque hasta los pequeños se les da para entretenerlos a consumir a través de aparentes medios para niños, en los cuales también se les inculca en lenguaje que ellos entiendas estas mismas ideas que chocan con los esquemas familiares que hasta hoy hemos tenido, es, más que necesario, obligatorio antes de que sea tarde.
En cualquier individuo escuchas manifestar opiniones acerca de cosas que, no solo no deberían ocupar nuestro tiempo y energías, sino que nos sacan del contexto de nuestra verdadera realidad para salir hacia adelante, mantener nuestros valores y principios éticos y morales. A veces me pregunto qué va a pasar con las futuras generaciones, formándose en un tiempo de ambivalencia, incongruencias y choque entre lo que reciben en sus hogares y lo que se le quiere inculcar como bueno y válido en escuelas, colegios, universidades y, lo que es peor, lo que reciben en sus manos y pantallas, generando tantas dudas que a la postre no saben a quién creer.
Exhortamos a los padres a estar atentos a cualquier tipo de infiltración, sin importar de dónde venga, que distorsione lo que ellos, cómo únicos con derechos a decidir en cuanto a un sano desarrollo de la personalidad de sus hijos, estén formando en estos para que mañana sean hombres y mujeres que aporten para una mejor nación con base firme.