La preocupación invade a los familiares y algunos pacientes con COVID-19 debido al desborde en la ocupación de las camas en los hospitales designados para atender pacientes positivos del coronavirus en el Gran Santo Domingo.
El saber que hay muy poca disposición de camas para internamiento en los hospitales, y el desborde en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), incrementa la ansiedad que sufren los parientes de los enfermos de coronavirus, quienes aseguran que muchos de ellos han tenido que esperar días sentado en una silla en el área de emergencia porque no hay una sola cama para poder ingresarlos.
Marcelino Vélez
Es el caso de Alexandra Acosta, quien tiene ingresada en el hospital Marcelino Vélez Santana a su hermana afectada por coronavirus y que es paciente de alto riesgo debido a la hipertensión y diabetes que padece.
“Bueno, en realidad mi hermana permaneció tres días en emergencia esperando cama sentada en una silla, después a ella ingresaron, pero todavía hay muchos pacientes en emergencia sentado en silla, realmente el sistema está colapsado”, indicó Acosta, al tiempo que expresó su preocupación porque antes de ser diagnosticada con el virus su hermana tuvo en contacto con otros miembros de la familia, quienes a pesar de tener algunos síntomas todavía no han podido realizarse ninguna de las pruebas que detectan el COVID-19.
Aunque siente agradecimiento por las atenciones que recibe su familiar, que tiene diez días interno en el centro, asegura que siente miedo de solo pensar que otro pariente suyo salga positivo al contagio y se presente la necesidad de tener que ser ingresado.
La saturación de los centros de salud, que según el ministro Sánchez Cárdenas ya alcanzó el 100 por ciento de ocupación, y la falta de ventiladores, es algo que también inquieta a la señora Santa Marta Terrero, quien tuvo que trasladarse a Santo Domingo desde El Cercado, municipio de la provincia San Juan de la Maguana, en busca de atención médica para su pariente.
Terrero cuenta que antes de llegar al hospital Marcelino Vélez recorrió tres clínicas con su padre Cecilio Rodríguez, de 63 años, y en ningunos de los centros de salud pudieron ingresarlo.
Y en el hospital Marcelino Vélez, aunque solo está destinado a brindar asistencia a pacientes positivos a coronavirus, tras tres días de espera todavía no le ofrecen información precisa de cuál es el padecimiento de su familiar.
“Solo me dicen que está delicado de salud porque tiene una afección en los pulmones. Pregunto si tiene COVID-19 y no me dicen nada y se supone que aquí solo hay enfermos con ese virus”, señaló la mujer que pasado las 12:00 del mediodía de ayer aguardaba por respuestas fuera del hospital.
Comentó que la situación de no saber si su pariente es positivo al nuevo coronavirus del que hasta ayer el país registraba 64,690 casos, le genera incertidumbre, ya que en el lugar donde labora le están exigiendo claridad para poder incorporarla nuevamente a sus funciones. “Esto es desesperante, ellos tienen que hablarle a uno claro, porque las enfermedades no pueden esconderse. No quiero que mi padre se muera y después ellos me digan que era positivo, como ha pasado con otras personas”, sostuvo.
Moscoso Puello
La angustia que sienten los pacientes del hospital ubicado Herrera es más o menos parecida a los visitantes del Moscoso Puello, donde a diario llegan pacientes en condiciones críticas.
“La situación aquí es preocupante. Eso es a cada rato que entran y salen ambulancias con personas en muy mal estado. Si las autoridades no prestan atención y ejecutan las acciones que de verdad se requieren, los pacientes no van a esperar sentado en silla, sino que tendrían que esperar por una cama en el patio debajo de un árbol”, manifestó Licett Castillo mientras se abastecía de medicamentos en el centro de salud.
Continúa siendo difícil realizarse una prueba
Además de la escasez de camas otro aspecto que resulta traumático para la ciudadanía es lograr realizarse una prueba de detección de coronavirus.
Según algunas personas abordadas la difícil situación para lograrlo no es exclusiva del Laboratorio Nacional, donde diariamente cientos de personas acuden en busca de la prueba. “Es traumático tener acceso a la prueba en cualquier laboratorio al que acudas”, le comentó a elCaribe una señora que solo quiso ser identificada como Mayelin. Dijo que ella y su esposo tienen alrededor de dos semanas tratando de realizarse aunque sea una prueba rápida, lo cual no ha sido posible. “Mi esposo estuvo en contacto con una persona que tiene el coronavirus por tal motivo no puede acudir a su trabajo. Fuimos a dos laboratorios que están autorizados para realizarla y nos dijeron que para ser atendidos teníamos que llamar por teléfono ya que había una lista de espera, pero resulta que el número que nos facilitaron nunca lo contestan. En eso tenemos semanas, mi esposo continúa sintiendo síntomas pero no podemos ser atendidos”, indicó.