Con pocas personas, sin poder recibir un abrazo y lejos de amigos y familiares, es como muchos tienen que lidiar con la pérdida de un ser querido en esta prolongada crisis sanitaria.
Y es que, la presencia del coronavirus en el país cambió el orden de hacer las cosas de prácticamente en todos los ámbitos sociales. Las empresas que ofrecen servicios fúnebres, no son una excepción, las cuales han tenido que limitar la asistencia de personas, y establecer medidas de contención del coronavirus estrictas en los lugares en donde se realizan ceremoniales con esos fines.
Saydi Almonte, encargada de la Funeraria distrital de la Zurza, ubicada en la calle paseo de Los Reyes Católicos, casi esquina Máximo Gómez, sector La Zurza, cuenta a elCaribe que el personal trabaja “con todo tipo de precauciones”. Se respeta en todo momento la distancia de seguridad entre ellos y el público; además, los trabajadores tienen que llevar siempre el cubrebocas.
Las instalaciones se limpian y desinfectan para mantener la higiene y, entre otras cosas, cuando se realiza un velatorio se limita la presencia de familiares y allegados dentro de las capillas.
“En la sala de espera se permiten la cantidad de 20 o 30 personas. Y dentro de la capilla, solo se les permite el acceso a cinco miembros de la familia, los cuales tienen que turnarse para estar dentro del salón cada dos minutos si el tamaño del lugar lo permite”, aseguró.
Según detalló la responsabilidad del traslado de cadáver al lugar en donde se realiza el velatorio recae en los familiares del mismo. “Nosotros lo que tenemos es un preparador, quien con toda precaución alista el cuerpo para ser sepultado”.
Aunque señaló que no se han ofrecido servicios a familiares con fallecidos por coronavirus, da por hecho que, una vez alguien muere por esa causa, sus allegados tienen la responsabilidad de enterrarlo de inmediato.
Explicó que, en el caso de las muertes causadas por virus, no se permite abrir el féretro, costumbre que tiene algunos con la finalidad de dar un último adiós a su pariente. Asimismo, dijo que es recomendable no asistir al funeral las personas que tuvieron contacto con el contagiado.
Igual protocolo se sigue en la Funeraria del Instituto de Auxilios y Viviendas (INAVI), en donde a raíz de la pandemia se implementaron unas series de medidas en procura de evitar la propagación del contagio. “Para las personas buscar el cadáver tiene que notificarlo con tiempo, ya que existe un protocolo diferente para las muertes por coronavirus y las de defunciones por causa natural”, indicó José Ramón Suero, encargado de Comunicaciones de la entidad.
Indicó que, si se hace un balance en sentido general, y a raíz del coronavirus las personas están evitando velar a sus parientes. No obstante, se realizan algunos encuentros tomando todas las previsiones de seguridad, tanto para los clientes como el personal que labora en la organización.
Dijo que en esta coyontura relacionada con la pandemia, los seperlios se han mantenido en un 75 por ciento, casi la misma cantidad que se trabajaba antes de la crisis. “Lo que pasa es que ahora todo se hace más rápido y los casos de COVID-19 solicitan los servicios de traslado del cadáver directamente del centro de salud al cementerio donde se depositan los restos de difunto”.
En cambio, a familiares de pacientes que mueren de forma natural o de enfermedades no contagiosas solo se les ha limitado el número de familias en las capillas.
En las capillas se limita la cantidad de personas
De acuerdo con el protocolo establece, el experto en temas funerarios sostuvo que, en los espacios de asistencia, al perecer un paciente positivo con la COVID-19, se debe permitir el acceso a la sala o zona de aislamiento de los familiares y amigos para una despedida. Sin embargo, deben tener en cuenta que no podrán establecer contacto físico con el cadáver ni con las áreas, objetos o inmuebles que estén en su entorno que pudiera estar contaminado. Dijo que los familiares no podrán realizar tareas como lavar y vestir al fallecido.
El cádaver debe ser colocado en una bolsa
Según explicó José Ramón Suero, luego de la partida, el cuerpo debe introducirse en una bolsa impermeable que se desinfectará antes de ser trasladado al crematorio, o al velatorio y seguidamente al cementerio, la bolsa que, en su interior está el cadáver debe ser introducido en un ataúd que cumpla las condiciones exigidas para cualquier féretro. “Los cuerpos se preparan, se introducen en el ataúd y se trasladan al cementerio que los familiares determinen. Se entierran de una vez para evitar exposición”, insistió Suero.