Para contribuir a paliar las necesidades de la mayoría de los dominicanos y sectores productivos debido a la presencia del COVID-19 en el país, el pasado mes de marzo el Gobierno anunció un paquete de medidas económicas.
El programa como “Quédate en casa” está dirigido a las personas más vulnerables y a ls que se dedican principalmente a labores informales. Se concibió con el objeto de subsidiar a 1.5 millones de hogares pobres, pero dicha meta no se ha cumplido y la ayuda no llega a todos los necesitados.
Son muchos los trabajadores por cuenta propia o chiriperos que cada día salen a las calles tratando de buscar el sustento familiar. Aseguran que a pesar de inscribirse para en dicho programa a sus hogares no les llega ninguna ayuda estatal. Cristian Acevedo Navarro, residente de Los Alcarrizos, se dedica a lustrar zapatos para vivir y ayudar a sus padres, pero debido a la situación cada mañana se despierta en medio de la incertidumbre de no saber qué le deparará el día.
Al momento de conversar con elCaribe sólo se había ganado 95 pesos, lo que tendría que invertirlo para comprar líquido y pasta -para luego hacer lo de la comida- situación que ve difícil, “pues la gente no está en lustrar sus calzados”.
El limpiabotas dice sentirse desamparado por las autoridades, pues no ha recibido ningunas de las ayudas económicas ni alimenticias que dispuso el Gobierno.
“La ayuda del Gobierno yo no la he recibido. Si no salgo a buscar mi comida nadie me mantiene. Tengo que salir a limpiar zapatos para ver si puedo mantener a mi papá, que tiene 69 años, y a mi hijo”, explica.
Narra que solo a algunos de sus vecinos les han dado “la tarjeta del Gobierno”, pero que él y otros compañeros más, no han resultados agraciados.
Ese mismo drama, aunque con distinta circunstancia, vive Manuel Emilio Sepúlveda, un discapacitado que en estos momentos vive de lo que recolecta pidiendo en un semáforo de la avenida Núñez de Cáceres. Desde hace unos días decidió salir a las calles, donde señala “pica” con qué comer él y su familia. No recibe ayuda del Estado y eso le preocupa, ya que debido a un accidente perdió su pierna derecha, y salir a las calles se le dificulta aún más. La preocupación de muchos chiriperos y pedigüeños es no contar con la protección necesaria que tiene el sector formal, quienes cuentan con el Fondo de Asistencia Solidaria a Empleados (FASE), que transfiere unos RD$8,500 mensuales a empleados suspendidos.
Lo que reciben no es suficiente para una familia
En el caso de un chiripero que se dedica a la mecánica de vehículos de motor, quien quiso identificarse por el apodo del “Baby”, la situación es distinta, pues explica que aún vive con su madre y ella sí recibe del Gobierno unos 2,500 pesos. El problema radica en que en su casa viven alrededor de seis personas, por tanto esa ayuda no es suficiente para mantener a toda la familia, razón que lo obliga a salir y tratar de estirar el peso.