El Barcelona sumó su segunda salida en Champions y acumuló su segunda derrota, esta vez 1-0 en Milán y frente a un Inter al que apenas molestó.

Si en Múnich cayó contra el Bayern víctima de su poco acierto ofensivo y de un error de marcaje en un corner, en el Giuseppe Meazza lo hizo víctima de un partido entre horrendo e infame, del que solo se salvó en la recta final, cuando a la desesperada intentó igualar el gol de Çalhanoglu.

Ganó el Inter porque fue más bravo y porque tuvo más convencimiento y rabia. Perdió el Barça porque cuando se dio cuenta ya no tenía tiempo de evitar el drama al que él mismo se condenó… Y que le complica el futuro en la Champions.

Salió inconexo, con calma, bien colocado pero sin intensidad ni ambición desbordante el equipo de Xavi al césped y esa falta de contundencia le facilitó, y no poco, las cosas al Inter en defensa, donde apenas si tuvo problemas en el área. Dos disparos a puerta en toda la primera parte del encuentro, sin ningún peligro, fue todo lo que ofreció el equipo de Xavi. Ni más ni menos.

Superó el equipo español el 65 por ciento de posesión en ese primer tiempo y no le valió para absolutamente nada mientras al Inter le bastaba con las sobras para asustar.

Pero lo peor estaba por llegar. Y ocurrió ya en tiempo añadido, sospechándose el 0-0 en el descanso cuando en una de las pocas jugadas en posición interista y erróneamente defendida en el rechace por el Barça dejó el balón en pies de Çalhanoglu, que lanzó un misil raso y ajustado al que no pudo responder Ter Stegen.

Y del susto se pasó al peligro evidente. Incapaz de ganar, el Barça se marchó al vestuario perdiendo.
La escuadra terminó perdiendo y se complica, de forma peligrosa, su futuro. En esta ‘eliminatoria’ a ida y vuelta, la próxima semana deberá ganar su final. Sin más si no quiere volver a verse abocado a la Europa League.

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