La exaltación de Adrian Beltré al Salón de la Fama de Cooperstown será la coronación más importante para los atletas nativos de un humilde barrio del municipio de Santo Domingo Oeste.
El Café de Herrera, un espacio que aún presenta ciertas características rurales en plena zona metropolitana, ha sido testigo del nacimiento de decenas de estrellas de diferentes deportes.
Beltré, nacido el 7 de abril de 1979, es el más notable entre muchos astros deportivos del barrio. La lista incluye al también jugador de Grandes Ligas, Edinson Vólquez, y a los excampeones nacionales de golf, Juan Campusano; de tenis Genaro de León; de racquetbol Simón Perdomo, y al inmortal del baloncesto dominicano Evaristo Pérez.
A finales de la década de 1980, Beltré fue un niño que como muchos en El Café, maroteaban en los extensos montes del barrio que para entonces parecía más un paraje sureño que un sector de Santo Domingo. La carrera de Beltré comenzó de la mano de sus tíos Papo y Marcelo y desde los primeros contactos fue notable su talento para jugar béisbol.
Sus tíos eran aficionados y jugaban el pasatiempo nacional dominicano, pero su padre conocido como Negrito fue un notable jugador amateur.
Los plays improvisados en los montes del El Café fueron testigos de los primeros brotes del talento futuro bateador de tres mil imparables en las Grandes Ligas, donde brilló durante 21 temporadas, coleccionó 477 jonrones y 636 dobles, la undécima cifra en la historia de las mayores. “Nosotros nos lo llevábamos a jugar desafíos y con 12 años competía con los adultos. Le gustaba jugar, a veces le asignaban tareas pero él se iba a jugar”, relató.
Franklin Rodríguez fue el entrenador que trabajó a Beltré en su infancia hasta la hora de la firma con los Dodgers de Los Ángeles.
“Papo me llevó a Adrián al play y lo dejó en mis manos. Tendría alrededor de 12 años cuando llegó a mis manos y a los 15 firmó”, recordó Rodríguez, quien ha desarrollado además a otros Grandes Ligas como al propio Vólquez, Melky Cabrera, Jimmy Paredes, Eddy Garabito, Kelvin Jiménez y Runelvys Hernández en su liga y programa que funciona en el Hogar Escuela Santo Domingo Savio del kilómetro 12 de la avenida Independencia.
Beltré, quien recibió cinco veces el Guante de Oro y una vez el Guante de Platino debido a su capacidad defensiva, se unió a los lanzadores Juan Marichal (1983) y Pedro Martínez (2015), el jardinero Vladimir Guerrero padre (2019) y el bateador designado David Ortiz (2022) en el exclusivo grupo de quisqueyanos que han recibido el más alto honor del béisbol estadounidense.
“Me siento honrado, pero al mismo tiempo no me considero mejor ni que Pedro, David o cualquiera de los otros miembros del Salón de la Fama. Creo que es casualidad por la votación que tuvimos este año” dijo Beltré.