El serpentinero de los Filis relata a elCaribe las duras pruebas que pasó antes de establecerse en Las Mayores
Nueva York, Estados Unidos.- Para renacer, primero hay que sobrevivir y eso fue lo que hizo el dominicano Luis García, quien tras ser barbero y transportista de mudanzas se convirtió en un lanzador de Grandes Ligas. Sobrevivió a dos años fuera del béisbol luego de ser firmado por los Dodgers; vivió en un país distinto al suyo y cambió la bola de lanzar por la máquina de recortar antes de que su carrera beisbolística volviera a reaparecer en la lomita del Citizens Bank Park, hogar de los Filis de Filadelfia.
“Dios siempre tuvo esto en mi camino. Fue solo unas cuantas pruebas para madurar más y apreciar más lo que tengo”, manifestó Luis García a elCaribe.
Luego de ser dejado libre por los Nacionales a finales del 2010, y con la voluntad de seguir adelante, puso a un lado sus sueños de beisbolista para emprender un viaje con destino a New Jersey. Allí comenzó en la barbería ‘Major League Barbers’, en Morristown donde García recortaba por 12-15 dólares.
“Lo más difícil fue venir a vivir aquí en el 2010, lejos de tu familia en un país que no es el tuyo. Sobre todo, vivir una vida fuera del béisbol, fue muy difícil”, dijo el serpentinero que firmó con los Dodgers en el 2006. Para aumentar sus ganancias, empezó a trabajar en una empresa de mudanzas al norte de New Jersey, y así cada día, a las cuatro de la mañana, Luis salía a trabajar para sostener a su familia en Dominicana y sobrevivir al llamado sueño americano.
“Todo lo que hacía no me llenaba. Ni en la barbería ni en la empresa de mudanzas”, expresó García, quien ahora tiene 31 años. Incluso cuando trató de hacer la transición a una vida sin béisbol, sus sueños parecían perseguirlos cada vez más.
“Cuando tu estás fuera del béisbol, tienes muy pocos amigos pero hubo alguien que fue a mi casa para que volviera a practicar. No estaba en eso. Pero, Luis Ferreras iba a mi casa y después de trabajar nos íbamos a practicar”, relató Luis, un lanzador corpulento de 6’3 de estatura.
Nació para lanzar
Luis sabía que había nacido para lanzar y que aún le quedaba en su brazo. Justo cuando se acercaba el invierno y ya no podría practicar por el frío, caminando, García miró al cielo y le dijo a Dios ‘Si tú quieres que vuelva a jugar, dame una señal’. A los dos días, recibió la señal, una llamada de un viejo amigo, sin buscarlo, le hizo retomar el carril al béisbol.
“Me llamó Luis Santana, exentrenador de los Dodgers y le dije que no tenía sitio para practicar, el me invitó a una instalación de béisbol. Tiré un bullpen y el dueño me dijo que si quería trabajar como instructor de béisbol para niños, le dije que sí”, enfatizó el relevista, quien en seis temporadas en Las Mayores con los Filis, ha lanzado 202.2 entradas, ha permitido 89 carreras y ha abanicado a 175.
Después, jugó en una liga independiente con los Newark Bears de la Atlantic League, pero su efectividad de 11.57 en 16 entradas y un tercio lo hicieron volver a retomar entrenamientos con Luis Santana. Cuando se sintió listo, Santana estableció varias sesiones de pruebas para firmas con equipos de MLB, incluidos los Yankees, Rays, Astros y su actual club, los Filis.
El director de cazatalentos internacional de los Filis, Sal Agostinelli, fue el responsable de que Luis, después de dos años fuera de pelota y tras duras pruebas volviera al béisbol organizado con un contrato de ligas menores con los Filis. García no desaprovechó su nueva oportunidad, con una recta que tocaba las 98 millas y un buen slider sobrevoló tres niveles de ligas menores del club para hacer su debut en Grandes Ligas, el 10 de julio de 2013.
“Ese día fue bendecido. No me lo creía. Me quedaba mirando todo alrededor, como era todo. Pero, más que todo, le di las gracias a Dios, que siempre me ayudó a llegar hasta aquí, a mi familia y a los que me apoyaron”, manifestó Luis, quien viene de su mejor año (2017) en la Gran Carpa en donde registró 2.65 de efectividad en 71 entradas y un tercio, cedió 22 carreras y ponchó a 60. Ahora, Luis Amado García, quien batalló contra viento y marea, se prepara día a día para ser ese relevista estelar que lo ha caracterizado en las filas de los Filis, y también para demostrarles a los demás que aun cuando se piensa que se está acabado, se puede renacer.