Ocurrió el sábado en Casa de Teatro. José Antonio Rodríguez ofreció un novedoso concierto titulado Monólogo del cantautor, con alta tecnología de diseños gráficos en poética unión con los textos de sus canciones.
Fue a través de una caja translúcida, donde se proyectaban imágenes y que él convirtió en espacio de intimidad absoluta. Allí conversó consigo mismo a través de canciones y reflexiones. No faltaron temas como la amistad, el amor, el desamor, el sexo, la alegría y la soledad.
Antes que apareciera en esa caja de los milagros llovió. Relampagueó. Sonó un chelo, un teclado, y él comenzó a cantar.
Para quererte, A veces es mejor la soledad, Cuando tú no estás, Qué tiene de malo, Por poco, completaron las primero cinco. Cada una con personalidad propia y diseños propios. Entre una y otra el monólogo del cantautor.
Hay gente, Como un bolero (de las más logradas gráficamente), Vive. Cada una con una historia que contar.
Canciones de otros, que fue una bisagra para insertar canciones de amigos, como Serrat, Silvio, Solano, Pablo, Juan Luis… E imágenes de estos y otros como Víctor Víctor, fijo en la memoria.
Antes de las 7, Ella solo dijo no (con un diseño basado en portadas de medios), Despilfarro, Puedo, Una más. Y luego Dónde estabas tú y He sido, que cerraron la entrega, cuya producción artística fue de su hijo Nono. En los créditos también Babeto y no podía faltar Monika Despradel, en la producción ejecutiva.
Una realización finísima. Una puesta en escena que debería verse en otras ciudades y en otros países.
Un magnífico uso de recursos tecnológicos en diálogo con la música y conm la poesía.
Una fiesta del espíritu, desde el amor que significa la obra de un imprescindible de la música dominicana: José Antonio Rodríguez.