“Entre mar y palmeras” fue el regreso de JLG al estadio Olímpico, aunque se había presentado en Punta Cana

El espectáculo ofrecido por Juan Luis Guerra como parte de su gira “Entre mar y palmeras”, con producción local de Saymon Díaz, en su ciudad natal, la noche del sábado 10 de febrero del 2024, es sencillamente histórico.

La variedad de ritmos, desde el merengue y la bachata, al mambo tradicional, a la salsa, la música típica y el mambo urbano, acompañado por esa magnífica banda 440, tan monolítica como bien sonorizada, demuestran un nivel superlativo en cuanto a armonizaciones, fusiones y variedad de tempos y ritmos, arreglados y producidos con el cerebro maestro de Juan Luis y la experiencia y el talento de Janina Rosado. Que sin música no hay paraíso.

Pero tampoco sin todo lo que florece alrededor de ella. Por eso los efectos numerosos aportados, como el de los brazaletes lumínicos sincronizados con la música, traídos por primera vez en el país en la gira de Coldplay. De hecho Coldplay y esta de Juan Luis han sido las dos mejores de la década. Y la de Juan Luis con la adición de los invitados que presentó. Fonseca fue el único extranjero. Los demás tenían que ver con la historia propia de 440, como con la siembra en surco dominicano.

El run down

El real arranque impactó en el gran muro de algarabía, a lo que bastó una sola nota ,combinada con efectos de fuegos de artificio y luces, con Rosalía (de Bachata rosa, 1990).

Luego La travesía, (La llave de mi corazón, 2007) y la propia canción que dio nombre al disco fueron motivos para ir del merengue al mambo bailando a la noche.

El Flugelhorn y un trombón pusieron breves solos en Que vale la pena (Ni es lo mismo ni es igual, 1998).
Como yo te quiero (La llave de mi corazón, 2007) se delizó de la balada al merengue, en un bonito arreglo. Entonces puso Dj Bachata de Radio Guira (2023) con el video clip que salió la pasada semana, de fondo en las pantallas.

Fonseca entró con Si tú me quieres, suya y de Yoel Henríquez y Yadam González; grabada a dúo con Juan Luis.

Un medley de salsa permitió bailar con Razones (de Ojalá que llueva café, (1989) / Ayer (Areito, 1992) / Carta de Amor (Bachata rosa, 1990)

Después de la clásica El Niágara en bicicleta (Ni es lo mismo, ni es igual, 1998) Juan Luis hizo Amor de conuco (Mientras más lo pienso… tú, de 1987), y llamó a su lado a cuatro jóvenes. Pavel Núñez, Techy Fatule, Alex Ferreira y Melymel.

Alex Ferreira es de los dominicanos más destacados fuera. Melymel demostró ahí y antes de que Juan Luis comenzara su concierto, por qué es una gran artista. Techy fue ovacionada cuando le tocó su parte. Y Pavel, que abrió con su voz, recibió la calidez de los queridos.

Juan Luis continuó con Para ti (confetis al aire y pulseras multicolores), un tema cristiano convertido en un tema popular. Guerra es el artista que mejor ha comprendido que cantarle al amor y el desamor y cantarle a Dios, ocurren por un mismo canal. Y fluyen ‘como agua de luz sencilla’ que diría El Indio Naborí.

Una pausa pequeñita y enseguida un medley de bachatas. A piano, Estrellitas y duendes (Bachata rosa, 1990) / Muchachita linda (Todo tiene su hora, 2014) / La hormiguita (1990) / Bachata en Fukuoka (A son de Guerra, 2010) / Que me des tu cariño (La llave de mi corazón, 2007) / Mi bendicion (Idem) / Bachata rosa (del álbum homónimo, 1990) / Frío frío (Areito, 1992) /Burbujas de amor (Bachata rosa, 1990). El baile no cesó, y debió ser récord Guinness de baile de bachata de tanta gente bailando al unísono.
Para quienes sueñan con la oreja, el siguiente fue el momento más impactante de la noche. Inesperado por demás. Un gesto de humildad y de compromiso de Guerra con sus orígenes.

«En 1984 cuatro jóvenes se reunieron para crear 440», dijo Juan Luis y se invitó a escena a Maridalia (canta en el mismo tono), Roger, Mariela Mercado y con él cantaron Tú, del álbum Mientras más lo pienso… tú, (1987).

Otra invitada fue Adalgisa Pantaleón, quien formara parte de la agrupación hasta poco antes de la pandemia. Con ella cantaron Como abeja al panal.

La gallera (Ojalá que llueva café, 1989) sirvió de intro para que se la lucieran percusionistas y la directora de 440 Janina Rosado.

El próximo momento sorpresa fue con Los Hermanos Rosario para cantar Buscando Visa para un sueño y luego de sus más conocidos merengues: Moviendo las caderas.

Juan Luis continuó con el tren de 440 interpretando su reciente Mambo 23 (radio Güira, 2023).
El costo de la vida (Areito, 1992) y Ojalá que llueva café (1989) remitieron al Juan Luis del discurso social. Allí donde pone sobre relieve las necesidades y miserias de los desposeídos.

Con Vicente García, su querido pupilo y último invitado de la noche, cantó Loma de Cayenas. Se trata de una obra escrita a cuatro manos entre ambos. Esto, para el disco Candela (2019), de Vicente.

Subió el tempo con El farolito

(Fogaraté, 1994), apoteósico, con fuegos artificiales.

Las Avispas (canción madre de su película Capitán Avispa, de pronto estreno) sirvió de falsa despedida.
La buena ñapa trajo cambio de vestuario y A pedir la mano (Bachata rosa, 1990.

No podía faltar Te regalo una rosa (del mismo disco). El final de finales con pelotas gigantes al público, fuegos de artificio y todos los efectos en acción: La bilirrubina (de Bachata rosa, 1990).

Al día siguiente queda esa sensación de haber sido parte de una historia musical que se recordará por mucho tiempo. 40 años son el doble de la nada. Que es todo…

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