La primera impresión que al lector causa el artículo de Einstein la generan el título que eligió, “¿Por qué Socialismo?”, y el período histórico de la pos guerra cuando lo publicó -mayo de 1949, apenas menor a cuatro meses de la primera prueba nuclear de la Unión Soviética del 29 de agosto del mismo año, un Estado autoproclamado socialista y principal opositor ideológico de su país adoptivo, los Estados Unidos de América. Einstein en sus primeros párrafos -los contenidos en mi artículo anterior- parece haber tenido la intención de llamar ciencia al materialismo histórico, aunque ésta es solo mi impresión personal.
Karl Marx había publicado una serie de escritos sobre las matemáticas de las ciencias económicas, conocidos como los “manuscritos de 1881” en castellano y como “the manuscripts of the young Marx” en inglés. Pero Marx no fue el primero que abordó la temática. Parece que los primeros en abordar la predicción de fenómenos económicos mediante el uso de métodos cuantitativos fue en Francia el grupo de François Quesnay a mediados del siglo XVIII que se autodenominaron fisiócratas adoptando de Pierre-Paul Philippe Lemercier de La Rivière de Saint-Médard los términos laissez faire y laissez passer como simbología semántica de ser la economía una ciencia natural, grupo del cual los adoptó Adam Smith y los incorporó como concepto fundamental de su tratado “The Wealth of Nations”. Los fisiócratas también desarrollaron un Tableau Economique cuyo modelo matemático avanzazado lo realizó el economista soviético Vassily Leontief como tecnología matricial para evaluar las interacciones de los sectores econométricos, así como la predicción de los efectos intersectoriales de cambios en la política económica del sistema como un todo, por ejemplo el impacto de las inversiones sectoriales. Por esta tecnología, “Input-Output Analysis” en inglés o “Análisis de Insumo-Producto” en castellano, Leontieff fue galardonado como premio Nóbel de Economía en 1973.
Einstein continúa su escrito: “Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó ‘la fase depredadora’ del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro”. “En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y –si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos– son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad”.