La especie humana, luchadora por derechos no negociables, ha hecho guerra de medios para conquistar libertades desde tiempos inmemoriales. Hace cinco centurias, cuando todavía el vencedor disponía como botín de guerra, usaba o vendía como esclavo al vencido y la libertad se ganaba por las armas o el dinero, la orden dominicana, guardiana de la inquisición, denunció las injusticias y crímenes que contra los aborígenes cometían autoridades y colonos de la isla Española, en discurso de adviento leído y casi inmediatamente ratificado su contenido por Fray Antón de Montesino. La consideración de indígenas como hombres libres y súbditos suyos por los reyes católicos, hito importante en la historia, surge de la lucha que encabezó Las Casas en favor de esa causa usando los medios de comunicación a su disposición para convencer aquellos de su verdad.
Dos siglos después se producen otros dos hitos también en la lucha por la libertad, las revoluciones francesa y haitiana que dan fin, la primera a la sucesión hereditaria y la segunda a la consideración de propiedad al trabajo esclavo, ambas nutriéndose de publicaciones y foros sobre la naturaleza e injusticia del sistema absolutista, hereditario y etnocéntrico todavía vigente durante la ilustración.
Para quien creció en sistema de acceso abierto a medios de cualquiera fuente y de dueños con derecho a usar y modificar sus compras como les viniese en gana, las restricciones impuestas al acceso y uso de medios para beneficio económico del productor, solo pueden verse como retroceso en la lucha por la libertad, aunque estén ambos casos respaldados por contratos de adhesión, siempre vistos como violatorios de voluntad parte en contrato civil.
La comunicación satelital, la computadora personal y el internet han hecho asequible la sintonización inmediata de emisiones de cualquiera origen del planeta, cuando antes solo se tenían como fuentes de largo alcance el teléfono, el teletipo y la radio de onda corta, todos con problemas de alcance, estabilidad o fidelidad. Era de esperarse que la globalización y el perfeccionamiento de la comunicación mantuviera los privilegios de acceso, ahora descartados, que había sido norma durante décadas y que el dueño conservara la libertad de modificar y usar como prefiriera sus adquisiciones.
Durante la última década ha surgido una corriente que busca restaurar a usuarios los privilegios que usurpan productores de bienes y espectáculos en perjuicio económico de la mayoría de los habitantes del planeta. Se han desarrollado dos conceptos, free (libre, gratuito) y open (asequible a todos), con plataformas, sistemas operativos, aplicaciones, servicios, adicionando ahora el propósito de lograr acceso público universal de lo restringido, sin costo para los usuarios.